El Lamborghini 350 GT, el coche con el que se inicío una leyenda

El Lamborghini 350 GT, el coche con el que se inicío una leyenda

En realidad sólo quería hacer unas propuestas a Enzo Ferrari. Como no pudo hacerlas llegar a Maranello, Ferruccio Lamborghini construyó su propio deportivo y sentó así la base para la creación de una de las marcas más exclusivas del mundo.

La leyenda cuenta que Lamborghini, un exitoso fabricante de tractores en los años '60, estaba harto de su Ferrari 250 GT. Enfadado por pequeños problemas en el vehículo, se fue hasta Maranello a ver a Ferrari para hacerle unas sugerencias que no aceptó.

Tozudo como el toro que convirtió en su imagen de marca, Lamborghini no se quedó sentado y abrió su propia fábrica de coches deportivos: a sólo 20 kilómetros de Maranello, en Sant'Agatha Bolognese, fundó hace 50 años Automobili Lamborghini, el pilar de la exclusiva marca.

En sólo pocos meses y con ingenieros que "robó" precisamente a Ferrari, fabricó el 350 GTV, un prototipo para el Salón del Automóvil de Turín de noviembre de 1963.

Sin embargo, Lamborghini no estuvo de acuerdo con el boceto de Giotto Bizzarrini y Gian Paolo Dallara: el chasis, con morro de tiburón y amplio cristal trasero, era demasiado futurista, mientras que el espacio para el motor era muy pequeño para acoger el motor de 12 cilindros. Por ello, Lamborghini construyó de nuevo y desde cero el vehículo y lo presentó meses después en el Salón del Automóvil de Ginebra en 1964 como 350 GT.

Modelos actuales de Lamborghini como el Gallardo o el Aventador se caracterizan precisamente por su afilado diseño, inspirado a menudo en los aviones de caza. El 350 GT, sin embargo, no era tan extremo, sino más elegante: curvaturas románticas y proporciones armónicas hicieron del coupé ensamblado por Carrozzeria Touring en Turín uno de los deportivos más bonitos de su época e hizo que sus rivales de Maranello parecieran casi conservadores

También el interior del 350 GT cumplía con un ideal de belleza que nada tiene que ver con el frío mundo de fibra de carbono y cuero negro con el que hoy disfrutan los clientes de Lamborghini. Precisamente eran la dureza y la falta de comfort para viajar las cosas que le habían molestado de los otros deportivos de la época a Lamborghini.

En el 350 GT uno se sienta en un pequeño pero refinado asiento de cuero, la vista se alza sobre una bonita colección de relojes y los dedos vuelan por una fila de pequeños interruptores. Las manos agarran un volante tan grande como para dirigir un trasatlántico. Lo único negativo es que el coupé de 1,28 metros de alto no está hecho para personas altas.

Sólo mirando debajo del capó se puede considerar al deportivo extremo Aventador como un legítimo sucesor del 350 GT. Tanto en uno como en otro hay un motor V12 que ha migrado de delante a atrás con el paso de los años de un modelo a otro.

El propulsor de 3.5 litros tiene 320 caballos, lo que unido a una carrocería de aluminio de 1.4 toneladas lo hacen aún hoy en día un vehículo ligero. Pasa de cero a 100 km/h en menos de siete segundos con una velocidad máxima de 250 km/h, lo que le hacía exhibirse ante sus rivales de Maranello.

Por todo ello, el Lamborghini era muy caro (como hoy en día). Por el mismo precio en la época se podían conseguir diez Volkswagen 1200 o tres Porsche 911.

El número de ejemplares fue limitado: sólo 120 unidades con el motor de 3.5 litros y 23 con un V12 de 4.0 litros y con la misma potencia hasta que en 1967 se presentó al sucesor, el 400 GT. Por ello no es de extrañar que hoy el 350 GT sea una rareza muy cara y difícil de conseguir.

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