La mayoría de los periódicos nacionales, tanto en lengua árabe como francesa, han publicado hoy fotografías a toda página de Khelil para celebrar la imputación del exresponsable, aunque muchos consideran que ha llegado demasiado tarde.
Durante casi once años, Khelil dirigió el influyente Ministerio de Energía y Minas, responsable de la producción y venta de los hidrocarburos, que suponen casi el 50 por ciento del Producto Interno Bruto del país y alrededor del 97 por ciento de los ingresos por exportaciones.
Unos ingresos que en los últimos años han permitido que la balanza comercial argelina haya registrado saldos positivos entorno a los 20,000 millones de dólares.
Khelil, además de dirigir el ministerio durante esos años, desde donde al parecer favoreció el cobro de sobornos a cambio de la concesión de contratos, también se hizo cargo entre 2001 y 2003 de la estatal Sonatrach, que monopoliza el negocio de los hidrocarburos en el país.
La orden de arresto contra él, emitida hace dos semanas, fue anunciada ayer por el fiscal general de Argel, Belkacem Zermati en el marco de la instrucción del caso conocido como "Sonatrach II".
Además del exministro, la lista contiene a su mujer y sus dos hijos, a Farid Bedyaui, supuesto mediador en las operaciones a través de una compañía pantalla en Hong Kong, a Reda Hemche, ex director del gabinete del director general de Sonatrach, y a otros tres empresarios.
Los nueve sospechosos están siendo investigados por delitos de corrupción, tráfico de influencias, lavado de dinero y asociación ilícita cometidos entre 2003 y 2011. Imputaciones a las que se suma la de abuso de poder en el caso de Khelil.
En total, 20 personas y dos empresas, la italiana Saipem y la egipcia Orascom Industries, están imputadas en este gran escándalo de corrupción, el segundo que salpica al mastodonte de los hidrocarburos argelino en tres años.
Sin embargo, como advirtió el fiscal, el caso está en sus primeras etapas, por lo que podría "agrandarse el circulo de las inculpaciones y revisarse la calificación de los hechos".
Desde que comenzó el caso, la prensa nacional ha criticado sistemáticamente la lentitud de la actuación judicial, lo que, para muchos, facilitó la huida de Khelil a Estados Unidos.
Durante su comparecencia ante los medios, el fiscal quiso subrayar que el motivo de sus declaraciones era, precisamente, "poner fin a toda equivocación" sobre esas supuestas dilaciones.
"Es totalmente falso creer que la justicia de Argel ha esperado a la justicia italiana para actuar", subrayó Zermati en relación a que la instrucción del caso se abrió después de que arrancara una investigación judicial en Italia.
Todo comenzó a principios de febrero, cuando la prensa italiana informó de que el consejero delegado de Eni, Paolo Scaroni, estaba siendo indagado por un supuesto delito de corrupción por sobornos para la obtención de contratos en Argelia por la también italiana Saipem.
Sin embargo, no fue hasta finales de dicho mes de febrero, cuando el director general de la compañía argelina de hidrocarburos, Abdelhamid Zerguine, reconoció por primera vez la existencia de lo que denominó "algunos casos de corrupción" en Sonatrach, que calificó de "individuales".
A pesar de la emisión de esta orden, muchos observadores apuntan que no será sencillo que Khelil pueda ser juzgado en Argelia, ya que se encuentra en Estados Unidos y goza de doble nacionalidad norteamericana y argelina.
Khelil se mantuvo en su cargo hasta una renovación ministerial llevada a cabo en mayo de 2010, en medio de otro gran escándalo de corrupción en la compañía petrolera.
Dicho proceso, conocido como "Sonatrach I" finalizó en 2011 con la encarcelación de dos directores generales, Mohamed Meziane y Abdelhafidh Feghuli.
"Espero que este caso sirva de lección para nuestros dirigentes en el futuro", concluyó el fiscal tras su intervención.