La mejor marca se encuentra en poder del británico Andy Green, quien en 1997 condujo a una velocidad de 1,223 kilómetros por hora.
Rosco McGlashan, conductor del equipo australiano, indicó que hay mucha competencia para ganar el título del vehículo más rápido del mundo, pero apuntó que se trata de una lucha amistosa y que conserva un respeto sano para las personas capaces de conducir a esas velocidades.
El vehículo australiano cuesta 4.1 millones de dólares (3.2 millones de euros), mide 16 metros de largo, pesa 9.2 toneladas con el depósito lleno, se alimenta de oxígeno líquido y acelera de 0 a 1,609 kilómetros por hora en 20 segundos y una distancia de 27 kilómetros, según sus datos técnicos.
La Aussie Invader 5R competirá con el canadiense-estadounidense North American Eagle y el británico Bloodhound SSC, el actual campeón, en un carrera que se celebrará en 2013 o 2014.