"Troceemos el elefante: lo más urgente es 2025. Si la Comisión no se mueve, compañías como las nuestras tendrán que hacer provisiones (para las multas). Tendremos que poner 15.000 millones de euros en la nevera (...), que no irán a inversión. Y eso es ahora, no en un año, no en tres meses, ahora", dijo en rueda de prensa el presidente de ACEA y consejero delegado de Renault, Luca de Meo.
De Meo se refería al límite de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro para todos los vehículos que se comercialicen en la UE entre 2025 y 2029, extremo que los fabricantes dan por imposible porque en 2024 ese hito se fue hasta los 106 gramos y en 2023 las emisiones alcanzaron los 117 gramos.
Superar esos límites entrañará multas a los fabricantes, lo que, según De Meo, frenará las inversiones en una industria en plena transición de los combustibles fósiles a los vehículos sin CO2.
"Es el momento de que los europeos juguemos en equipo, más que nunca", agregó el presidente del gran grupo de presión europeo de la automoción, quien se mostró convencido de que los vehículos eléctricos serán la tecnología dominante en el futuro, pero quien reclamó "flexibilidad en el corto plazo".
"El plan funciona pero no es suficiente (...). Nadie en la industria niega la necesidad de descarbonizar, la cuestión es el tiempo y cómo llegar", agregó el ingeniero italiano.
Como parte de ese argumentario, el máximo responsable de ACEA aseguró que "hay que simplificar la legislación".
"Hasta un 25 % de nuestros recursos se dedican a regulación. Cuando un ingeniero hace regulación, no genera una diferencia competitiva, porque todo el mundo tiene que hacerlo", añadió el industrial, quien subrayó que "de ahora a 2030, toda la regulación va a incrementar los costes un 40 %" para los fabricantes.
Coches sin CO2 en 2035
De Meo evitó pedir que se retrase ese horizonte de 2035, pero reclamó que la nueva Comisión Europea elabore un plan "holístico" en cuyo diseño estén involucrados todos los actores de la industria, como hacen Estados Unidos o China, porque en Europa "no se ha escuchado a la automoción durante muchos, muchos años".
"Por cierto, somos los que ponemos el dinero, la cara y el cuello", apuntilló.
Ese plan, en el que ya ha empezado a trabajar el nuevo comisario de Transporte, el griego Apostolos Tzitzikostas, precisará de una "estrategia con flexibilidad" para la automoción, agregó De Meo en su última comparecencia como presidente rotatorio de ACEA, tras dos años en el cargo.
Clases medias
De Meo se refirió también a un problema que afrontan los constructores en un mercado europeo en el que los clientes "no pueden comprar coches nuevos".
"El mercado está un 25 % por debajo de la media histórica. Es la única región del mundo que no ha recuperado los niveles precovid" y es "un mercado más pequeño que China o EEUU, lo que lo hace automáticamente menos atractivo" para las inversiones, afirmó el industrial.
Las ventas de coches en Europa han progresado un 1,1 % en los últimos doce meses, con un avance del 7,2 % en España, según datos de ACEA del pasado mes de noviembre, pero las matriculaciones de coches eléctricos en la UE han caído un 4,9 % en el mismo período.
"El mercado europeo tiene que rebotar y darnos los recursos para reorganizarnos", apuntó el presidente de esa plataforma que abogó por que los constructores europeos apuesten por coches pequeños, que tienen "por definición, menos impacto" climático y que son "parte de la historia de la automoción europea".
La automoción, añadió De Meo, prospera "bajo la prosperidad de las clases medias" y "no es un secreto que las clases medias europeas están perdiendo poder adquisitivo", añadió.
Fábricas chinas en Europa
El presidente de ACEA añadió que China va por delante en el segmento de las baterías, y se mostró completamente abierto a buscar acuerdos con los fabricantes orientales porque unos y otros pueden sacar provecho.
"Si quieres entrar en el mercado europeo, a cambio, tienes que ayudarnos a desarrollar el sector, con materiales y conocimiento (...). Es lo mismo que hacen ellos", manifestó De Meo.
"Potencialmente pueden traer muchas cosas a Europa", declaró De Meo, quien subrayó que ya "muchas de las fábricas de baterías en Europa tienen detrás fabricantes chinos o coreanos".
Un ejemplo es el acuerdo anunciado hoy por el grupo automovilístico Stellantis y la compañía china CATL que oficializaron que construirán una planta de baterías de litio, hierro y fosfato (LFP) en la planta de Figueruelas (Zaragoza), que debe empezar a producir de aquí a finales de 2026, con una inversión de hasta 4.100 millones de euros.