Al frente del sindicato United Auto Workers (UAW), Fain no solo ha paralizado la industria automovilística estadounidense en favor de mejoras salariales, sino que incluso ha logrado el apoyo del presidente Joe Biden, quien este martes viajará a Míchigan para sumarse a los piquetes.
A principios de 2023, inmediatamente después de ganar por sorpresa el liderazgo de la organización sindical, Fain dio la primera orden a su equipo.
"Todo lo que hagamos, en todo momento debe reforzar este mensaje: hay un nuevo alguacil en la ciudad", dictó Fain en marzo de este año.
La directiva de Fain, de 55 años, está siendo seguida al pie de la letra por sus colaboradores y el conjunto del sindicato que representa a unos 400.000 trabajadores en Estados Unidos y de los que unos 145.000 forman parte de General Motor (GM), Ford y Stellantis, los tres grandes fabricantes de automóviles estadounidenses.
Por primera vez en la historia del sector del automóvil estadounidense, Fain ha convocado una huelga simultánea y progresiva en GM, Ford y Stellantis, conocidos como los Tres Grandes de Detroit, ante la falta de acuerdo para la firma de un convenio colectivo.
Fain empezó por paralizar el 15 de septiembre tres grandes plantas de montaje de los Tres Grandes con la advertencia de que si las empresas no accedían a sus demandas, las huelgas se extenderían a más instalaciones.
Una semana después, cumplió con su promesa y añadió 38 centros de trabajo de GM y Stellantis a la huelga. Fain dejó fuera de la ampliación a Ford en reconocimiento al avance de las negociaciones laborales con ese fabricante.
El nuevo alguacil de Detroit
El mensaje de la llegada de un nuevo alguacil sobre todo representa la mentalidad de un sindicalista rebelde que con sus tácticas ha descolocado a los tres grandes fabricantes de automóviles de Estados Unidos y empujado a Biden a protagonizar una imagen histórica, la de unirse a los piquetes de huelga.
No es sólo un eslogan. El padre de Fain fue literalmente un alguacil. Para ser más concreto, el jefe de Policía de Kokomo, una localidad situada al norte de Indianápolis.
Fain llegó a la cúpula de UAW con la clara intención de limpiar una organización sindical que en los últimos años había estado dominada por la profunda corrupción de sus líderes.
Docenas de líderes del sindicato, incluido dos antiguos presidentes, han sido arrestados y condenados por apropiarse millones de dólares de los fondos de UAW para pagar viajes de lujo, coches deportivos y otros extravagantes gastos personales.
El escándalo, que se descubrió en 2017, provocó la ira de la inmensa mayoría de los afiliados del sindicato y finalmente dio paso a sindicalistas rebeldes como Fain, que desde 2007 se había opuesto de forma pública a las políticas de UAW.
"Se acabó la corrupción, se acabó el encubrimiento", exclamó Fain en su campaña para hacerse con el liderazgo de UAW.
Un sindicalista con fe
En las elecciones de principio de este año, el mensaje de integridad de Fain finalmente se impuso, por un estrecho margen pero suficiente, al de continuidad del entonces presidente Ray Curry.
Fain ha vinculado su figura con el UAW más histórico y verdadero. Los abuelos de Fain militaron en UAW y uno de ellos trabajó prácticamente toda su vida en Chrysler, uno de los tradicionales fabricantes de automóviles del país y que ahora es parte del grupo Stellantis.
Y el propio Fain, electricista de profesión, es un trabajador de Chrysler.
Hay un tercer elemento en la biografía de Fain que se suma a su herencia sindical y el mensaje de ley y que es clave para entender a este nuevo líder: la religión.
Fain no oculta su fe cristiana y es habitual que señale que lleva en sus bolsillos dos artículos: la nómina de Chrysler de uno de sus abuelos, para recordarle sus orígenes; y una biblia de su abuela.
Su religiosidad permea sus mensajes públicos y su retórica.
Un día después de declarar la huelga, Fain pronunció un discurso a los afiliados de UAW en el que reveló que una de las primeras cosas que hace cada día cuando se despierta es leer un texto religioso y rezar.
Fain leyó parte del texto que pocos días antes le había llamado la atención.
"Los grandes actos de fe rara vez nacen de un cálculo sereno. No fue la lógica lo que hizo que Moisés levantará su vara a orillas del mar Rojo. No fue el sentido común lo que hizo que Pablo abandonará la ley y abrazará la gracia", dijo.
Y concluyó: "Fue un grupo de creyentes, temerosos y desesperados, que estaban acorralados en una esquina".
Una imagen con la que muchos trabajadores de UAW se pueden sentir identificados.