El informe, del Departamento de Comercio, al que tuvo acceso EFE y que cuenta con varias partes censuradas, menciona más de 40 veces a México, el doble que a China, 4 veces más que a Canadá y 30 veces más que a Alemania.
Los autores utilizaron datos oficiales del gobierno mexicano para indicar que casi 90 de las 100 principales compañías de suministro del sector del automóvil operan en el país latinoamericano, lo que ha permitido que la producción de elementos con un alto valor añadido se haya multiplicado en los últimos años.
Además, los autores indicaron que México es elegido cada vez más por los principales fabricantes de automóviles del mundo para instalar centros de Investigación y Desarrollo (I+D) y que la industria estadounidense "considera a los licenciados en México tan capacitados para el trabajo de I+D como los de Estados Unidos".
Por ello, el informe argumentó que la transferencia de centros de I+D a México supone "la pérdida de capacitación especializada y conocimiento de producción en Estados Unidos" lo que impide "la capacidad de los fabricantes estadounidenses para acceder a la mano de obra especializada y tecnologías avanzadas" que son claves para Estados Unidos.
El informe defendió, por razones de seguridad nacional, la imposición de aranceles aduaneros de entre el 25 y el 35 por ciento a los vehículos importados, pero la Administración Trump se negó a publicarlo a pesar de que la ley obligaba al gobierno estadounidense a hacerlo en enero de 2020.
El documento también apuntaba que la industria del automóvil estadounidense es básica para el desarrollo y producción de vehículos militares en el país y que "la significante" importación de vehículos durante las pasadas tres décadas "ha debilitado gravemente el sector del automóvil de Estados Unidos" por la reducción de la producción doméstica.
En sus conclusiones, el secretario de Comercio determinaba que "las cantidades actuales y las circunstancias de las importaciones de automóviles y determinados componentes de automóviles" como transmisiones, ejes de motor y componentes eléctricos están "debilitando" la economía doméstica y "amenazan con perjudicar la seguridad nacional", añadió el informe.
El senador republicano Pat Toomey, autor de una enmienda que exigía la entrega del informe confidencial, señaló en un comunicado que el razonamiento de esas tarifas es "tan injustificado que incluso los autores estaban demasiado avergonzados como para permitir su publicación".
Toomey también criticó a la Administración Trump y dijo que era "totalmente inaceptable" que no cumpliese la ley y se negase a publicar el informe.
Este miércoles, Jennifer Safavian, presidenta de Autos Drive America, que agrupa a los principales fabricantes de automóviles extranjeros en Estados Unidos, rechazó en un comunicado la validez del informe y dijo que su organización se opone "enérgicamente" tanto al análisis como a las conclusiones.
Añadió que los "aranceles sin fundamento" a la importación de automóviles y de componentes "no son de utilidad para los intereses de Estados Unidos y los 10 millones de estadounidenses cuyos empleos" dependen del sector.