Schumacher, que el 3 de enero cumplirá 52 años aún convaleciente del grave accidente de esquí que sufrió hace siete en Meribel (Alpes franceses), fue apodado el 'Kaiser' ('emperador', en alemán) cuando su palmarés pasó de destacar a ser claramente sobresaliente.
No fue el primero en ser 'condecorado' con ese extraoficial y aristocrático título deportivo. En el área geográfica germana se antepuso, con algo más de sentido, al relacionarlos con Francisco Jose I de Austria -emperador de Austria, rey de Hungría y rey de Bohemia -(1830-1916, Viena) - a dos astros de igual nombre: Franz (Joseph).
En la década de los 70, el elegante Franz Beckenbauer, campeón del mundo como capitán (1974) y seleccionador (1990) de fútbol de Alemania, era conocido como el 'Kaiser' Franz en su país. Prácticamente a la vez que el esquiador Franz Klammer -el mejor descensista de todos los tiempos, que ganó oro olímpico ante su afición en los Juegos de Innsbruck'76 y cuyas 25 victorias en la Copa del Mundo de esa disciplina no ha igualado nadie aún- era el 'Kaiser' Franz en Austria.
No hubo ningún emperador llamado Michael. Pero, antes de su irrupción, tampoco un alemán había brillado tantísimo en la categoria reina del motor. Así que Schumacher, sin llamarse Franz, pasó a ser el 'Kaiser', para la opinión pública del ámbito germano, primero; y para el resto del mundo, después.
Cuando Hamilton debutó en F1, en 2007, Schumacher -campeón en 1994 y 95, con Benetton; y entre 2000 y 2004 con Ferrari- acababa de retirarse, tras ser destronado por el doble campeón mundial español Fernando Alonso (2005 y 2006, con Renault, equipo con el que el asturiano retornará el año próximo a la F1). Y sus plusmarcas parecían, sencillamente estratosféricas. Es decir, inigualables.
El 'Kaiser' regresó en 2010 a la categoría reina, en la que estuvo tres años más hasta retirarse definitivamente aportando un podio más -2012, en Valencia- a su espectacular palmarés. Y sirviéndole en bandeja, al dejarlo prácticamente perfilado, el monoplaza arrasador con el que Hamilton le ha superado.
Lewis, que el 7 de enero -cuatro días después del cumpleaños de Schumacher- cumplirá 36, ganó su primer título en 2008 a bordo de un McLaren, equipo con el que había debutado un año antes, haciendo pareja precisamente con Alonso, en una temporada en la que saltaron chispas en la escudería de Woking. Y durante los pasados siete años (todos, salvo en 2016) sumó otras seis coronas con Mercedes.
Este año, el espectacular y excéntrico campeón de Stevanage mejoró al 'Kaiser', al igualar sus siete Mundiales y al superar las otras grandes plusmarcas que aún detentaba el alemán.
A la de 'poles', que Schumacher había dejado en 68, y que batió hace tres años, le ha añadido desde entonces otras 30; y este curso, Hamilton -que sin drástico cambio de reglas apuntará a una octava corona en 2021- también mejoró los récords de podios (155) y de triunfos (91) del alemán. Que elevó, entretanto, a 165 'cajones' y 95 triunfos: once de ellos este año.
En 2020, el inglés volvió a arrasar, a pesar de haberse perdido una carrera, la segunda de Baréin, por positivo en coronavirus. Hamilton ya es imperial.