"No estamos en una perspectiva de nacionalización", indicó Senard en la radio RTL, después de que el ministro de Economía, Bruno Le Maire, afirmara que el Estado francés está dispuesto a tomar el control de grupos estratégicos muy afectados por el parón económico.
El máximo responsable de Renault, sin embargo, admitió que trabaja con el gobierno para recibir préstamos avalados por el Estado por valor de entre 4,000 y 5,000 millones de euros para la recuperación de la actividad.
Senard aseguró también que la Alianza que mantienen con el japonés Nissan "será el principal apoyo para la recuperación".
El consejero delegado indicó que trabajan para volver a la actividad en agosto con un ritmo de 60 horas semanales, gracias a los acuerdos en ese sentido alcanzados con los sindicatos para acelerar el ritmo en un periodo limitado de tiempo.
Pero precisó que la prioridad será la seguridad sanitaria de sus empleados, por encima de retomar la actividad.
Senard indicó que algunas de sus plantas internacionales han vuelto al trabajo, como la de fabricación de cajas de cambio de Portugal, y que paulatinamente lo harán otras en Rumanía y Rusia.
"Abrimos poco a poco, cuando es posible en condiciones de seguridad absolutas", señaló.
El directivo excluyó despidos en la empresa, pese a que sus ventas cayeron un 72 por ciento en marzo y esperan un descenso del 90 por ciento en abril.
Renault anunció este jueves la supresión de los dividendos de 2019, unos 300 millones de euros, y una reducción de su propia retribución del 25 por ciento a partir del segundo trimestre del año y hasta que dure la crisis.