Los efectos del brote de coronavirus Covid-19 se extienden mucho más allá de la salud y amenaza a la vida humana. La práctica del comercio internacional a través de la transportación marítima es una de las actividades primordiales para la entrega de bienes de todo tipo, pero ante la propagación del virus a nivel mundial, los gobiernos están tomando medidas más estrictas para el arribo de buques en puertos y los equipos expertos en administración en riesgos deben valorar estos nuevos escenarios.
De acuerdo a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en operaciones normales, el transporte marítimo es, sin duda, la columna vertebral del comercio mundial pues alrededor del 80 por ciento del volumen de mercancías se trasladan por barco a través de los puertos de todo el mundo. En este contexto, México se enlaza por vía marítima con 131 países y más de 490 destinos de los cinco continentes; sin embargo, la pandemia de coronavirus COVID-19 ha obligado a varias industrias a disminuir el ritmo de producción, afectando las cadenas de suministro internacional.
La industria automotriz es un claro ejemplo del impacto en la transportación marítima ya que la suspensión de la producción en las principales plantas automotrices del mundo, ha representado menor demanda y baja de movimiento de buques. De acuerdo a la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), el 80 por ciento de los autos que se fabrican en México se envían al mercado estadounidense.
Aunque todavía no existe una interrupción obligatoria en el comercio, es importante tener en cuenta los alcances de cobertura de los contratos de seguro de transporte. Algunos aspectos a considerar son:
Retraso
Una embarcación que llega con retraso al puerto puede tener implicaciones financieras para todos los involucrados en la transacción de la transportación marítima. Por lo general, el retraso no se encuentra cubierto bajo el contrato tradicional del seguro, aun cuando haya sido causado por un riesgo asegurado.
Acumulación de la carga
El valor de la mercancía en tránsito acumulada en un puerto o bodega puede exceder el límite de acumulación permitido bajo el contrato de seguro. En este caso hay que verificar si se pueden aplicar primas adicionales.
Cargos por demora
El exceso en tiempo para cargar o descargar una embarcación o en liberar mercancía del puerto de descarga dentro del período del tiempo descrito, o el retraso en devolver los contenedores, trailers o carros de ferrocarril, puede resultar en cargos por demora y/o penalizaciones que se cargan al transportista/ dueño de la mercancía. Estos cargos por demora no son recuperables bajo el contrato de seguro de carga, a menos que el retraso o retención de las unidades sea por instrucciones del asegurado a fin de inspeccionar o examinarlas después de una pérdida.
Desviación
En el caso de puertos no seguros, la embarcación expresamente se reserva el derecho de desviarse a un puerto distinto al que se describe en el conocimiento del embarque. La póliza tradicional de transporte incluye una cláusula de desviación que permite ciertos retrasos o desviaciones en tránsito sin que se anule la cobertura; sin embargo, los costos adicionales de flete y reembarque asociados con una desviación no suelen estar incluidos.
Fuerza mayor (Force majeure)
Muchos contratos con proveedores, camioneros, transportistas marítimos y bodegueros incluyen una cláusula de fuerza mayor. Esencialmente esta cláusula los exime de cumplir con las obligaciones en caso de un evento inesperado o incontrolable como el brote mundial del coronavirus COVID-19. Es importante que los eventos que realmente constituyen una fuerza mayor queden claramente estipulados en el contrato.
Interrupción en el tránsito
Los contratos de seguro de transporte están diseñados para cubrir la mercancía mientras está en su debido tránsito. El alcance de la cobertura incluye los retrasos acostumbrados y las interrupciones en el tránsito que están fuera de control del asegurado, aunque en este aspecto puede haber excepciones y limitaciones.
Lockton, el corredor y consultor privado de seguros más grande del mundo, cuenta con un equipo técnico experto en administración de riesgos, especializado en carga y logística, quienes están monitoreando las afectaciones en las operaciones por efecto del COVID-19.
“Las administraciones portuarias mexicanas están cumpliendo con los protocolos correspondientes en materia sanitaria para detección de casos sospechosos del COVID-19 sin introducir obstáculos a las operaciones de los buques y los puertos. Sin embargo, en un escenario tan cambiante como el que enfrentamos, es preciso estar conscientes de los riesgos y anticipar a nuestros clientes los trastornos que pueden derivarse en los servicios de logística en el puerto o bien, el cierre potencial de algunos puertos”, indica Ricardo Alvarado, director ejecutivo de Riesgos de Lockton México.
La ubicación estratégica de México es un factor relevante para mantener el comercio marítimo en movimiento y mantener el flujo de las operaciones en sus principales puertos como Manzanillo, Veracruz, Lázaro Cárdenas, Altamira y Ensenada.