Tillerson respondió esta ayer a preguntas de las autoridades y de la defensa de Exxon y explicó que las dos estimaciones de costes que utilizaba la firma en relación con las regulaciones ambientales eran correctas, que tenían diferentes usos y que el objetivo era aportar una mejor valoración, según recogen medios locales.
La Fiscalía alega que Exxon Mobil mostraba de manera diferente, dependiendo de si se trataba de comunicaciones públicas o internas, sus estimaciones del coste de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, y que la alta dirección lo autorizaba.
Tillerson "supo durante años que las representaciones de la compañía sobre sus costes aproximados eran engañosas" y que Exxon estaba "usando unas cifras más bajas y secretas para el coste aproximado en sus guías internas", según el escrito de acusación de la Fiscalía de Nueva York.
En su testimonio de hoy, el exejecutivo de la petrolera durante casi once años, que abandonó el cargo para unirse al gobierno de Donald Trump, que lo cesó el año pasado, declaró que Exxon Mobil "intentó entender cómo esto (las regulaciones para combatir el cambio climático) iba a afectarlo todo", según el Daily News.
Tillerson, que dice ser partidario del Acuerdo de París, respondió al defensor de la petrolera que se "siente mal" por los empleados, que "operan con altos niveles de integridad", y que a veces desearía "volver atrás y no haber puesto un plan en marcha. A lo mejor deberíamos haber seguido escondiendo la cabeza, como el avestruz", recoge CNBC.