El presidente de JAMA, Akio Toyoda, que es también el presidente de Toyota, señaló en un comunicado que el grupo "está profundamente decepcionado con el anuncio del presidente Trump de que los vehículos y componentes importados 'amenazan con perjudicar' la seguridad nacional de los Estados Unidos".
El tono del comunicado es inusual para las compañías japonesas que operan en Estados Unidos y el mensaje ha sido difundido cuando Trump parece estar más dispuesto que nunca a restringir el comercio internacional tanto con Asia como con otros socios tradicionales.
El pasado viernes, Trump señaló que las importaciones en el sector del automóvil son una amenaza para la seguridad nacional porque desde hace 30 años están reduciendo el mercado para los fabricantes considerados estadounidenses, como General Motors (GM) y Ford.
La Administración Trump quiere negociar acuerdos con Japón, la Unión Europea y otros exportadores de automóviles en los próximos seis meses para restringir las importaciones en Estados Unidos.
"Estamos consternados al escuchar un mensaje que sugiere que nuestras contribuciones de largo plazo en inversiones y empleo en los Estados Unidos no son bienvenidas. Como presidente, estoy profundamente entristecido por esta decisión", aseguró Toyoda.
El directivo destacó que los 14 miembros de JAMA, desde Daihatsu a Toyota pasando por el grupo Nissan, Honda, Mazda y Kawasaki, tienen ahora 24 plantas de producción en Estados Unidos, 45 centros de investigación y desarrollo y 39 centros de distribución en 28 estados del país.
"Tenemos de forma acumulada 51,000 millones en inversiones sólo en instalaciones de producción", afirmaron los fabricantes japoneses.
Esta presencia se traduce en 93,000 empleos directos en el país y, de acuerdo a un reciente estudio, 1.6 millones de empleos "están apoyados por los fabricantes japoneses".
"Cualquier medida restrictiva al comercio produciría un grave golpe al sector del automóvil y la economía estadounidenses" y afectaría negativamente no sólo a los consumidores del país sino también "a la competitividad global de los vehículos producidos en Estados Unidos", continuó JAMA.