Explicó en conferencia de prensa que el país cuenta con un alto nivel de solvencia, por lo que no prevén un cambio en la calificación, a menos de que haya un "shock imprevisto".
“Desde el punto de vista de la calificación soberana esto no ha tenido un impacto directo sobre la calificación y el soberano, pero sin duda estamos viendo esto como una señal negativa para inversiones de largo plazo”, afirmó.
Comentó que aún quedan muchas interrogantes sobre las políticas públicas a futuro, como por ejemplo cómo van a proceder en materia de infraestructura o en el sector energético, por lo que la composición del gasto de la próxima administración será un tema importante para mantener la calificación.
Reusche aseguró que el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador arranca con un buen punto de partida respecto al crecimiento del país, con un déficit y una deuda a la baja.
Asimismo, indicó, la señal de la cancelación del aeropuerto de Texcoco deja mucha incertidumbre en cuanto a la dirección de las políticas públicas, con interrogantes para los próximos meses, por lo que estarán atentos a los pronunciamientos en temas fiscales y económicos.
Resaltó que para hacer un cambio en la calificación de la deuda soberana de México debe haber un impacto en las finanzas públicas, por lo que vigilarán las cuentas fiscales de la próxima administración, por lo menos cada seis meses.
Respecto al presupuesto para el próximo año, dijo que las siguientes autoridades tienen como ancla mantener la responsabilidad fiscal, pero es importante si hay un margen de maniobra por variaciones del tipo de cambio o del petróleo.
Consideró que las reservas internacionales con fines de inversión no es el rol más óptimo, es algo que podría ser negativo a la fortaleza de la solvencia del país, sin embargo, son iniciativas que arrancan en el Legislativo, por lo que no saben si se concretarán o se dará marcha atrás.