De acuerdo con una carta enviada el pasado 18 de octubre y dirigida al titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, al próximo jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza y a Javier Jiménez Espriú, estimó que no debiera considerarse la coexistencia de estos, sin tomar en cuenta la complejidad que reviste su operación, así como que ante la falta de un estudio aeronáutico serio.
Tampoco se contempla el problema social del ruido que quedaría sin solución con Santa Lucía y la necesidad de comprar o expropiar tierras a fin de extender la longitud de las pistas para dar cabida a las luces de aproximación de pistas instrumentadas para aproximaciones de precisión, señaló.
“Vale la pena recordar como comparativo que la longitud que la pista militar actual de Santa Lucía no está instrumentada, ya que es una operación visual”, expuso.
La víspera, Jiménez Espriú presentó los resultados del estudio realizados por la filial de Airbus, NavBlue, que ratifica la viabilidad técnica de las operaciones simultáneas entre la terminal aérea capitalina y Santa Lucía.
“Es un documento amplio que habla de la introducción al proyecto, las estrategias de cómo deben plantearse las pistas, el tráfico aéreo y el diseño de cómo se debe abordar en caso de que ésta fuese la decisión final. Está muy detallado”, destacó.
En el análisis titulado “Diseño Técnico del Espacio Aéreo para la factibilidad de la organización simultánea entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y Santa Lucía”, los especialistas concluyeron que con ambas sedes se puede alcanzar una capacidad de 130 a 140 operaciones aeronáuticas por hora.
Bernardo Lisker recordó que, a fines del año 2015, realizaron el primer estudio sobre esta opción, cuando la idea fue anunciada y posteriormente en 2018, utilizando nuevas ideas que consideran avances más recientes en navegación satelital, pese a ello, no cambió las conclusiones realizadas hace tres años.
“Sería nocivo en el cercano plazo y altamente riesgoso en el largo plazo, ejecutar un plan que depende de avances en navegación futuristas y fechas inciertas”, a decir de Lisker.
Además, sugiere cuidar mucho la palabra “viabilidad”, pues es manipulable, ciertas soluciones, conllevan restricciones técnicas, por lo que en el caso del plan AICM-Santa Lucía entra en la categoría de ser altamente restrictivo por razones de separación con el tráfico dirigido hacia la primera terminal.
Precisó que parte de esos avances en navegación satelital dependen en gran medida de Mitre mismo, junto con la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos.