El informe identifica nueve tendencias que plantean los desafíos más grandes e impulsan nuevas oportunidades de proyectos de infraestructura a corto plazo; también advierte de que las políticas divisivas actuales podrían provocar que muchos proyectos valiosos comiencen a detenerse debido a la indecisión política y social. “Derivado de la disrupción, confusión e incertidumbre generadas el año pasado, sería muy fácil mostrarse pesimista con respecto a las perspectivas de un desarrollo eficaz de la infraestructura en todo el mundo”, señala Ignacio García de Presno, socio líder de Asesoría en Infraestructura de KPMG en México. “La demanda sigue en aumento globalmente; de hecho, entre más infraestructura se construye, más se conecta al mundo incrementando su resiliencia frente a los riesgos políticos locales”, agrega.
Este año, el estudio identifica varios puntos que conllevan ventajas y desventajas. Por ejemplo, la tecnología podría permitir un progreso sin precedentes, o podría volver obsoletos los modelos actuales de planeación. Por otra parte, los esquemas innovadores de precios y financiamiento podrían liberar la inversión masiva o exacerbar problemas de desigualdad social y económica.
Las nueve tendencias identificadas en el informe de este año incluyen:
Tendencia 1. El choque de fuerzas en conflicto
Ante un mundo fracturado, los creadores de las políticas públicas deberán concentrarse en construir conexiones entre puntos de vista opuestos y encontrar mecanismos para equilibrar las necesidades de todos los interesados, si desean alcanzar resultados a largo plazo.
Los gobiernos reconocen que el incremento de la inversión en infraestructura ayudaría a solucionar muchos de los retos a largo plazo que enfrentan; sin embargo, el ánimo es prudente ante los obstáculos que se encuentran en el futuro cercano.
“A pesar de los desafíos, hay lugar para la esperanza y el optimismo. Los mercados que cuentan con entidades de infraestructura robustas e independientes deben actuar con una visión a más largo plazo, independientemente de la esfera geopolítica actual”, indica Ignacio García de Presno.
Tendencia 2. Los responsables de planear la infraestructura empiezan a pensar a futuro
Vivimos en una era de desarrollo veloz y radical. El problema es que la infraestructura no está al ritmo de los cambios que se están viviendo, sino que siguen desarrollándose activos con expectativas de vida de 50 a 100 años, construyendo para las necesidades de hoy, no del mañana. Este año se espera ver a los desarrolladores diseñando y contratando proyectos de infraestructura que podrían respaldar diversos escenarios futuros.
Tendencia 3. La sostenibilidad en todas sus formas domina la agenda
Si se desea que los activos de infraestructura creen valor a largo plazo y mejoren la convivencia social, debe pensarse mucho más en la sostenibilidad. Sin embargo, la visión actual de la sostenibilidad es demasiado estrecha. La realidad es que se trata de un concepto amplio, así que abordarlo significa ir más allá de los aspectos puramente de ingeniería y costos para considerar también la viabilidad misma de los proyectos.
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Contra este panorama de fuerzas en conflicto, el informe prevé que los debates en torno a la sostenibilidad en todas sus formas serán más decisivos que nunca, para usuarios y planeadores, así como para inversionistas y propietarios.
Tendencia 4. El ritmo del desarrollo se examina en el microscopio
En los mercados maduros, la infraestructura puede tardar años en pasar de una idea a un resultado; incluso aquellas mejoras y reemplazos que son muy necesarios tardan en concretarse. Dado el rápido ritmo de cambio en todo el mundo, es vital que los responsables de la toma de decisiones enfoquen sus acciones con un renovado sentido de urgencia.
En los siguientes meses se espera que los mercados reconsideren el ritmo de su planificación y la entrega de proyectos. En los mercados en desarrollo, esto significaría una desaceleración para analizar bajo el microscopio conceptos como priorización, idoneidad, resiliencia y sostenibilidad de cada proyecto.
Tendencia 5. La seguridad se vuelve fundamental
La infraestructura está continuamente bajo ataques y amenazas físicas o virtuales. En 2018 habrá un mayor enfoque en mejorar la seguridad de la infraestructura existente (para zonas públicas, rutas de tránsito masivo y peatones), integrándola a los nuevos desarrollos. Es momento de que los gobiernos adopten una postura propositiva hacia la seguridad tanto en la planificación como en la operación.
Tendencia 6. Alineación entre los contribuyentes que financian y los beneficiarios
En meses venideros, los ciudadanos estarán dispuestos a pagar por la infraestructura, siempre y cuando vean un beneficio; sin embargo, la situación se complejiza cuando los contribuyentes no se ven como los beneficiarios finales.
Se espera que los gobiernos e instituciones financieras piensen más críticamente acerca del equilibrio entre quien paga y quien se beneficia del desarrollo de la infraestructura. Aquellos mercados donde la devolución está interrumpiendo los modelos de financiamiento centralizados podrían observar las discusiones más complejas al respecto.
Tendencia 7. Madurez de los modelos de precios
En los últimos años hemos visto la aparición de precios dinámicos. En el sector energético, por ejemplo, existen los cargos que se ajustan en tiempo real para reflejar la capacidad real, la oferta y la demanda.
A medida que la tecnología se sofistique, se espera que los reguladores se concentren en cómo balancear los modelos de precios dinámicos. Asimismo, surgirían nuevos esquemas dinámicos de fijación de precios aplicables por medio de una variedad más amplia de servicios.
Tendencia 8. Beneficios más evidentes de compartir datos
Los datos se convierten rápidamente en la columna vertebral del sector de infraestructura, ya que tienen el poder de transformar la forma en que gobiernos, responsables de la planeación, desarrolladores, propietarios y operadores gestionan la infraestructura e impulsan una experiencia del usuario radicalmente mejorada.
Distintos gobiernos intentan fomentar una mayor participación de la iniciativa privada en la infraestructura, lo que requiere que propietarios y operadores tengan acceso a esta información. Dicha apertura ya ha demostrado ser un catalizador clave para la innovación y el desarrollo de nuevas ideas.
Aunque en México la recolección y uso de datos es cada vez más palpable en la forma en que se diseña y opera la infraestructura, se tienen aún importantes inversiones que hacer en este sentido en muchos sectores de la infraestructura. La planeación en México debe abstraerse de divisiones políticas y atender más que nunca a las necesidades de los usuarios y tomar en cuenta las posibilidades de la tecnología. “A medida que la tecnología comienza a jugar un papel más relevante en la entrega de proyectos, el acceso a los datos se vuelve un bloque esencial”, destaca Ignacio García de Presno.
Tendencia 9. La convergencia de las clases alternativas de activos
En los últimos dos años, los cambios en curso en las inversiones en infraestructura se han destacado como una de las tendencias. Hace dos años se sugería que, en busca de mayores rendimientos, los inversionistas más competitivos se mudarían a los mercados menos desarrollados, tomando riesgos totalmente nuevos y ampliando la definición del término “infraestructura”.
Es previsible que las líneas entre varias clases de activos continúen desdibujando una expansión en los fondos de capital destinados al sector de infraestructura. En los mercados desarrollados, esta tendencia está siendo impulsada por la búsqueda de nuevas oportunidades de inversión a largo plazo, pero en los mercados en desarrollo, el objetivo final parece ser capitalizar los crecientes niveles de industrialización. Una mejor infraestructura conduce a tasas más altas de esta última lo que, a su vez, crea crecimiento económico y prosperidad. Al invertir hoy en infraestructura, estos inversores están confiando en mayores ganancias a futuro.
Aunque este año el estudio contiene varias tendencias que se han desarrollado desde hace tiempo, también enfatiza temas que solo hasta ahora se están desenvolviendo y que seguirán configurando los mercados de infraestructura en los próximos años.
“México es parte de estas tendencias, dada la internacionalización de la infraestructura y la importancia que los usuarios dan a la tecnología. Ante ello, hoy más que nunca es necesario tomar mayor beneficio de la infraestructura que ya se tiene apoyándose en la tecnología”, concluye Ignacio García de Presno.