En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el científico Ruiz Leza comparte sus experiencias y cómo se convirtió en un apasionado de las matemáticas, la biorrefinería y los biocombustibles.
Héctor Ruiz Leza nació el 16 de noviembre de 1981 y es originario de Saltillo, Coahuila. En su niñez deseaba ser abogado en el futuro y las matemáticas no eran de su agrado, incluso tuvo dificultades con esta materia en su adolescencia.
“Fue algo extraño, yo desde niño quise ser abogado, porque veía a los abogados de corbata y traje y me visualizaba de esa manera, pero no. A lo largo del tiempo, todavía en secundaria no tenía definido qué quería ser. Las ciencias exactas no me llamaban la atención, al contrario, en la secundaria las matemáticas no se me daban mucho, en el último año estuve a punto de reprobar álgebra y me pudo costar hasta retrasarme un año”, recordó el investigador.
Después de librar estas dificultades, Héctor Ruiz Leza ingresó a la Escuela de Bachilleres “Ateneo Fuente” de la Uadec, institución que le cambiaría la perspectiva gracias a una profesora que llama Dora Alicia: “Esta materia de álgebra fue un parteaguas porque como no me gustaban las matemáticas en ese entonces, comencé a estudiar y le agarré el sabor, especialmente a álgebra y cálculo”, indicó el científico.
En la última etapa en preparatoria, Ruiz Leza conoció la carrera de ingeniería química y por curiosidad se acercó a la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec a informarse.
“En 1999 vine a preguntar, vi las materias que llevaban y me fascinó que la ingeniería química está basada en matemáticas, más ingenieros que químicos. Era difícil pero fue una carrera que me gusta mucho y me sigue gustando mucho”, mencionó el doctor.
Inicios en la investigación
Al ingresar a la carrera de ingeniería química, el joven Ruiz Leza llevaba sus estudios sin contratiempos. Al finalizar el primer semestre, en diciembre de 1999, el doctor Felipe Ávalos lo invitó a apoyarlo en un proyecto de investigación durante vacaciones. El siguiente año, Héctor continuaría contribuyendo con proyectos científicos de la institución.
“En 2000, el doctor Cristóbal Aguilar me da clase de química analítica y nos invita también a realizar tesis a mí y dos amigos más de ingeniería química, nos venimos a hacer tesis a mediados del año 2000 y comenzamos la parte de tesis en nuestro segundo año y nos fuimos introduciendo en ese ámbito. En nuestros tiempos libres veníamos, en fines de semana, pero nos gustaba aunque no teníamos ningún apoyo”, señaló el investigador.
El especialista agregó que en esos proyectos de tesis comenzaron a mezclar temas de ingeniería con procesos biológicos, algo poco común en la institución y durante los veranos, Ruiz Leza realizó prácticas profesionales en una empresa de higiene y seguridad. En 2003, hizo una estancia de investigación en el Departamento de Química de la Universidad del Norte de Texas en Denton, con Tom Cundari, trabajo que dio como resultado la publicación de su primer artículo de investigación. A pesar de todo esto, el estudiante Héctor Ruiz aún no contemplaba la investigación como una opción profesional.
“Aún no llegaba a un punto de decir quiero hacer investigación, estaba haciendo mi tesis de licenciatura pero lo veía como una manera de aprender y un requisito para poder graduarme”, afirmó.
El 15 de febrero de 2005, un mes después de presentar su examen profesional, y de manera fortuita ante otra oportunidad laboral que no le agradó a un amigo, entró a trabajar en Industrias Magnelec, subsidiaria de Grupo Peñoles.
“Me gustaba mucho la industria, no tenía compromiso familiar, tenía mi novia pero podía dedicarme al cien por ciento al trabajo. Iba muy bien todo, me gustaba mucho la industria”, afirmó el doctor Ruiz Leza.
Estudios de doctorado
En diciembre de 2006, el científico recibió un correo sobre una convocatoria dirigida a jóvenes en Latinoamérica para realizar estudios de doctorado en Europa, particularmente en Portugal. En julio de 2007, ante su sorpresa, su proyecto de doctorado fue aceptado e ingresaría a estudiar el posgrado en la Universidad do Minho, en Portugal.
“Estaba en el avión de la Ciudad de México a Madrid, estaba junto a la ventana y no tenía acompañante. Esperando que despegara rumbo a Madrid y mirando a la ventana me pregunté ¿qué estoy haciendo aquí? Estaba bien en el trabajo, dejo a la familia y amigos, a iniciar una aventura completamente diferente, de tener una planta a mi cargo a volver a un laboratorio y ser estudiante, pero me fui. Inicio la aventura de mi doctorado y ese momento en el avión son de las decisiones que uno toma, y jamás me arrepentí de haberlo hecho”, recordó el investigador.
El especialista Ruiz Leza concluyó su doctorado e inició un posdoctorado en Portugal, hasta que el 27 de enero de 2017 regresó a México, para incorporarse a una plaza disponible en el Departamento de Investigación en Alimentos (DIA) de la Uadec como profesor investigador, labor que ha desempeñado durante cuatro años y actualmente es SNI nivel I.
“Ahorita hago la investigación que a mí me gusta, que me llena, tener a nuevos investigadores que podemos ir desarrollando, todo el desarrollo que tuve, que fueron cinco o seis años en Portugal, me dio la oportunidad de ver el mundo, conocer otra cultura de trabajo, con otros amigos y en cuestión de trabajo te da más apertura”, subrayó el especialista.
En 2016, Héctor Arturo Ruiz Leza fue condecorado con el Premio “Carlos Casas Campillo”, otorgado por la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería y Yakult S.A. de C. V. En junio de 2017, esto le dio la oportunidad de cerrar el XVII Congreso Nacional de Biotecnología y Bioingeniería con una conferencia magistral Intensificación y biorrefinerías integradas de 2da y 3ra generación usando procesos hidrotérmicos.
“Lo que más me ha dejado a mí en cuestión de investigación, más que el hecho de un producto o lo que fuera, es el hecho de realizar lo que me gusta. El día con día poderme levantar y poder recrearnos. Eso me satisface mucho, más que haber concluido un artículo y un libro pero estar día a día evolucionando, generar recurso humano, tener colegas, estar interactuando y creando, es lo que más me gusta de mi trabajo”.
A futuro, el científico Ruiz Leza se visualiza a sus 50 años dejando el camino libre a nuevos investigadores y entrar a una nueva etapa dedicándose a un negocio propio que lo lleve a interactuar con la gente.