La compañía Navya, dedicada al desarrollo y construcción de vehículos cero emisiones, ha incursionado en el campo del transporte público de última milla. Además de ser eléctricos, también son autónomos, es decir que no cuentan con conductor y son aptos para circular en las ciudades.
Este tipo de tecnología ya se usa hace varios años en ambientes más controlados, como el monorail, un tipo de tren aéreo que lleva pasajeros en cortas distancias. Existen algunos como en Las Vegas o el aeropuerto de Miami, el cual sirve para transportar pasajeros hacia la estación de renta de autos.
"La urbanización se está desarrollando a una velocidad alarmante y un efecto considerable del aumento del tráfico se verá en los próximos años. Para 2050, el 70 por ciento del tráfico alcanzará un punto de saturación. El transporte público es una solución a estos problemas", expreso en un comunicado la empresa Navya.
Se han realizado pruebas en las calles con conclusiones extraídas de varios países, entre ellos Suiza, Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Singapur.
El Navya ARMA, al cual tuvo acceso My Press Zone, es el primer vehículo diseñado para circular completamente sin conductor. El modelo se ha desarrollado en los últimos diez años. Se han realizado pruebas en las calles con conclusiones extraídas de varios países, entre ellos Suiza, Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Singapur.
El modelo ha sido reescrito en términos de su aspecto y ha cambiado el código de diseño, un concepto mucho más allá del marketing. Es un vehículo simétrico, no tiene dirección ni pedales. Así, ofrece una visión de 360 grados, aunado a la interacción con pasajeros mediante pantallas táctiles. El vehículo limpio, no requiere ningún tipo de infraestructura específica para circular por las calles de una ciudad.
La empresa con sede en Lyon y París, se ha consolidado como experta en el campo del uso de tecnología que combina experiencia, técnicas avanzadas de navegación con uso de geolocalización y telecomunicación, y construcción de vehículos. Navya estima que sea entre un 30 y 40 por ciento menos caro que un bus clásico.