Entre los puentes o vínculos destacó los acuerdos de complementación económica (ACE 54 y 55), donde nuestra nación y las del Mercosur acordaron un intercambio en el sector automotriz.
Pero en esa área se dieron los vacíos, cuando las modificaciones del ACE 55 cambiaron las condiciones pactadas y se regresó al esquema de cuotas que favoreció a los sudamericanos y frenó a México en el libre comercio, indicó.
Con el norte o con el sur
Integrado inicialmente en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a ese bloque se sumó más tarde Venezuela, y Bolivia está en fase de adhesión.
Desde su creación, tuvo como objetivo propiciar un espacio común que generara oportunidades comerciales y de inversiones a través de la integración competitiva de las economías de los países miembros al mercado internacional.
En contraste, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado entre México, Estados Unidos y Canadá en 1992 y vigente desde 1994, prioriza el comercio y la liberación de aranceles entre la región norteamericana.
Visto desde América del Sur, esa alianza fue un revés por parte de nuestra nación, históricamente líder de América Latina, y ello abarcó no sólo el factor económico, sino también el político.
“Antes el país era el hermano mayor de América Latina, pero esa percepción cambió con el TLCAN y Brasil tomó ese liderazgo desde el sur”, adujo Morales Fajardo, licenciada en relaciones económicas internacionales y doctora en ciencias sociales.
En investigaciones propias, la académica del CRIM percibió que según la visión de América del Sur, México optó por Estados Unidos y Canadá y dejó de ser parte de la alianza latinoamericana en el momento en que firmó el acuerdo.
De socio a rival
Para México, el Mercosur es un socio importante, particularmente en el sector automotriz, porque a partir del año 2002 los gobiernos de las naciones de ese bloque y el nuestro firmaron un acuerdo de complementación económica en ese sector, por ser uno de los más dinámicos para la economía propia y las de Argentina y Brasil.
“Actualmente, la industria automotriz nacional es el séptimo productor y el cuarto exportador mundial, y es más competitiva que las brasileña y argentina”, remarcó la investigadora, quien precisó que el acuerdo de complementación del 2002 se aplazó para dar pie al libre comercio.
“Desde el inicio se acordó que en 2007 y luego en 2011, habría libre comercio. Entonces México había sido deficitario respecto a las economías del Mercosur, pero cuando entró el libre comercio en el sector automotriz se volvió superavitario y a las contrapartes brasileña y argentina no les gustó, por lo que comenzaron a renegociar para volver al esquema anterior de cuotas, lo que lograron porque nuestra nación cedió y perdió la posibilidad del libre comercio a favor de Argentina y Brasil”, resumió la especialista.
Después de 2012, las economías sudamericanas no se han podido reponer, porque la industria mexicana del sector es muy fuerte y competitiva, una lección que aprendió con el TLCAN.
Cooperación internacional para el desarrollo
Pese a los conflictos del sector, Morales Fajardo consideró que un puente entre México y el Mercosur es la cooperación internacional para el desarrollo, en cuyo marco nuestro país ofrece becas para estudiantes y profesores paraguayos para que hagan posgrados y estancias de investigación aquí.
“Con Uruguay la relación también es importante, pues nuestra nación es su primer socio comercial en materia de lácteos, de lana y de algunos tipos de carnes”.
Finalmente, consideró que en política exterior hacia América Latina, mantenemos una indefinición que resulta negativa, pues no se ha logrado concretar el proyecto que se quiere con la región.