La caída de la actividad económica china condujo esta semana al estrepitoso desplome de la bolsa de valores de Shanghai, el cual tuvo un impacto global con pérdidas superiores a los cinco puntos porcentuales en los mercados de algunos países desarrollados.
Pablo Sanguinetti, economista en jefe del CAF, estimó que los mercados están “sobre reaccionando” a los datos reportados por la segunda mayor economía del mundo, sin embargo subrayó como importante que los países de América Latina “empiecen a tomar previsiones al respecto”.
China reportó una abrupta disminución de sus exportaciones, la peor caída de su producción fabril en años y una devaluación de su moneda, afectando a países emergentes del sureste asiático, de América Latina y de África, que son importantes socios comerciales.
Debido a las preocupaciones globales por la rápida desaceleración china, la Reserva Federal de Estados Unidos podría incluso posponer para 2016 el alza de sus tasas de interés, prevista para septiembre próximo.
El banco central del gigante asiático aplicó un quinto recorte a sus tipos de interés China e inyectó dinero en su sistema financiero, pero los commodities volvieron a caer.
“Pensar que China va a seguir creciendo al 7 o al 8 por ciento en los próximos cinco años es un escenario que definitivamente hay que descartar”, opinó Sanguinetti.
El economista indicó que los principales efectos de esa desaceleración se verán en las exportaciones y en los valores de las monedas de la región, que se han estado ajustando recientemente.
Para capear esta “tormenta”, América Latina debe “volver a la agenda de reformas estructurales, entender los problemas de productividad de las economías, luchar contra la informalidad, generar empresas que crezcan y creen empleo”, sostuvo.