Durante su discurso de inauguración en el pequeño acto al que acudieron cerca de cien invitados, Draghi mostró comprensión por los manifestantes que se agolpan en las calles y por los cientos de personas en la Eurozona que han perdido sus fuentes de ingresos y bienestar en los últimos años de la crisis.
"Quieren una solución y una seguridad financiera en la Eurozona. Ese es también el objetivo del BCE", indicó. "Como una institución de la Unión Europea (UE), que ha jugado un papel central en la crisis, el BCE se ha convertido en el foco de los frustrados".
"Sin embargo, posiblemente esto no sea justo, puesto que nuestras acciones tienen como objetivo exactamente suavizar el impacto económico", apuntó.
"Hay algunos, como los que se manifiestan hoy a nuestras puertas, que creen que Europa hace demasiado poco. Estas personas quieren más solidaridad financiera entre las naciones", indicó. "No obstante, la Eurozona no es una unión política en la que algunos países paguen permanentemente por otros".
Junto a éstos, Draghi criticó que haya otros "como los partidos populistas" que emergen en Europa por creer que Europa está haciendo demasiado y abogan por renacionalizar sus economías y recuperar la soberanía económica. Sin embargo, a su modo de ver, ni los primeros, ni los segundos ofrecen una "solución real".
En este punto, Draghi insistió en que aunque la solidaridad es un punto central de la integración europea y que algunos países deben apoyar a otros en la crisis, "siempre estuvo claro que cada país del euro debe poder sostenerse con sus propios pies y que cada uno es responsable de su política".
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"Que algunos países deban aplicar difíciles reformas no es algo que venga dictado desde el exterior, es una consecuencia de sus decisiones pasadas", apuntó con la mirada puesta en Grecia.
Asimismo, Draghi aprovechó la inauguración de la millonaria sede para calificarla como "un símbolo para el euro, para la estabilidad de precios y con ello, para el crecimiento conjunto de Europa".
De acuerdo a Dragi, el nuevo edificio será conocido como "la casa del euro". "Es un símbolo de lo mejor que Europa puede alcanzar de manera unida, pero también un símbolo de por qué Europa no debería arriesgarse nunca a separarse", declaró.
En un principio estaba prevista una gran inauguración con numerosos jefes de Estado y de gobierno, pero las protestas llevaron a los organizadores a reducirlo a un pequeño acto. "Creemos que este formato es el adecuado a un tiempo en el que para el BCE la atención se centra en cumplir su mandato y no en celebrar grandes fiestas", informó un portavoz del organismo europeo.
Los cerca de 2,600 trabajadores del BCE se mudaron a principios del pasado mes de noviembre a las dos torres acristaladas de 165 y 185 metros de altura en el este de Frankfurt.
Las dos espectaculares torres están unidas a través del antiguo mercado central de la ciudad de 1928, protegido como monumento histórico, y todo el conjunto ocupa una zona de cerca de doce hectáreas.
"Entre 1941 y 1945 se deportaron a más de 10,000 judios de Frankfurt desde aquí a los campos de concentración", recordó Draghi. "Por ello se ha levantado un monumento conmemorativo en la parte este del edificio para recordarnos, y a los que vengan después, que los hechos nunca se pueden olvidar", dijo Draghi. "Europa no debería nunca más volver a pelearse", agregó.
Con un costo estimado actualmente en 1,300 millones de euros, que lo convierten en uno de los edificios más caros de Alemania y que ha suscitado enormes críticas, el nuevo hogar del guardián del euro -a tres kilómetros de la antigua sede- se alza de manera imponente en el horizonte de la ciudad alemana.
A través de la entrada principal los trabajadores acceden al interior del luminoso edificio del antiguo mercado central que atraviesan para llegar a sus oficinas en alguna de las dos torres acristaladas, comunicadas por plantas intermedias concebidas como plataformas para que los empleados se puedan encontrar.
El nuevo edificio, que cuenta con cascadas artificiales, ha sido diseñado por el estudio de arquitectura Coop Himmelb(L)au y ofrece espacio para 2,900 trabajadores.