El titular del Ministerio de Energía y Minas (MEM) de Guatemala, Erick Archila, dijo a Notimex que los proyectos conjuntos “de gran envergadura” propiciarán además la integración energética entre México y Centroamérica.
La construcción de un gasoducto, que pasará por Salina Cruz, Oaxaca, y llegará al sureño departamento guatemalteco de Escuintla, así como una hidroeléctrica sobre el río Usumacinta, destacan en el “portafolio” de proyectos bilaterales de infraestructura energética.
En noviembre pasado, el secretario de Energía de México, Pedro Joaquín Coldwell, realizó una visita a Guatemala para reunirse con autoridades del sector y participar en la Cumbre de Inversión Energética Mesoamericana.
En la cumbre, funcionarios de ambos países ratificaron la voluntad de sus gobiernos para avanzar en el desarrollo de infraestructura que permita el suministro de gas natural de México a Guatemala y Centroamérica.
Archila destacó al respecto que Guatemala suscribió con México un convenio para la construcción de un gasoducto de 600 kilómetros de extensión, que tendrá un costo de entre 800 y 1,000 millones de dólares, los cuales serán aportados por la iniciativa privada.
La proyectada obra se fundamenta en el Memorándum de Entendimiento en Materia de Integración Energética, que firmaron los gobiernos de México y Guatemala el 30 de abril de 2014 en la ciudad mexicana de Mérida, Yucatán.
Según un documento del Ministerio de Energía y Minas (MEM), “en una propuesta visionaria para consolidar a Guatemala como la Plataforma Energética de Centroamérica”, se gestionó con México la firma del convenio para la construcción del gasoducto.
La dependencia precisó que los estudios de las alternativas determinaron que “la mejor posibilidad de que Centroamérica, en el mediano plazo, tenga gas natural es mediante el gasoducto Guatemala-México”.
El gas natural es una fuente de energía renovable más eficaz y menos contaminante y puede abaratar los costos de generación de electricidad, con lo cual se atraería inversión a Guatemala, añadió el MEM.
Según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la demanda de electricidad de Centroamérica crecerá un 3.4 por ciento anual. Esto demandará unos 10 mil megavatios de nueva capacidad para 2027, casi el doble de la capacidad instalada actualmente.
El gobierno guatemalteco afirmó que se gestionan inversiones por más de dos mil millones de dólares –la mitad destinada al suministro de gas natural-, que se sumarán a los cuatro mil 500 millones captados por el sector energético en la actual administración (2012-2016).
En la Cumbre de Inversión Energética Mesoamericana, efectuada el 4 de noviembre pasado en la ciudad de Guatemala, se acordó convocar a una reunión en el primer trimestre de 2015 para que los países centroamericanos expongan sus necesidades, a fin de determinar el tipo de construcción del gasoducto.
El proyecto conjunto “es una obra planificada y promovida por los gobiernos de México y Guatemala, pero la inversión sería totalmente privada”, según lo acordado por ambos países.
El ministro Archila resaltó además la participación mexicana en la expansión del servicio eléctrico en Guatemala y la obra completada de la interconexión entre los dos países.
Por otra parte, las autoridades de Energía de las dos naciones evaluarán, en reuniones de técnicos y funcionarios, el “enorme potencial” hidroeléctrico en el río Usumacinta, limítrofe entre México y Guatemala.
El objetivo es avanzar en 2015 en los planes conjuntos para la construcción de una planta en el Usumacinta, instaladacon nueva tecnología que no produce inundaciones ni afecta al medio ambiente.
Entre las opciones de la “nueva tecnología” que interesa a los dos gobiernos figura el sistema de turbinas al filo del agua, que no produce inundaciones ni afectaciones al entorno natural.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, puntualizó que se trata “de un proyecto que viene discutiéndose desde los años 70 y 80. En ese tiempo hubo resistencia porque había inundaciones y se anegaban” territorios de los dos países.
Explicó que el proyecto bilateral para “aprovechar” el caudal del río Usumacinta, similar a la obra de la hidroeléctrica Itaipú (entre Brasil y Paraguay), generaría hasta 2,000 megavatios, que se distribuirían en partes igual para Guatemala y México.