En la residencia oficial del jefe de gobierno holandés, Mark Rutte, Obama volvió a dejar claro la posición de Occidente con Rusia: "Estamos de acuerdo en que Rusia tiene que pagar por lo que ha hecho hasta ahora", dijo el mandatario. Sanciones más duras tendrán "considerables consecuencias en la economía rusa", agregó.
Y no sólo para los rusos, sino también para la economía de Europa. Obama abogó por que Occidente imponga sanciones económicas. Las de su país tienen una repercusión menor que las europeas, puesto que el comercio entre Estados Unidos y Rusia (con 8,000 millones de euros en exportaciones y 19,500 millones de euros en importaciones) es casi microscópico en comparación con el de la Unión Europea: en 2012 las importaciones sumaron 212,000 millones de euros, sobre todo en gas y crudo ruso. Y las exportaciones a Rusia fueron de 123,000 millones de euros, sobre todo maquinaria.
Esa es la razón por la que el debate sobre las sanciones económicas en Europa se lleva cabo sobre una base completamente diferente a la de Estados Unidos. Y además en la Unión Europea se insiste en no romper el hilo de comunicación con Rusia. "Y eso lo sabe Putin", añadía al respecto un diplomático europeo.
No obstante, nadie más se vería tan directamente afectado si Putin vuelve a caer en la caer en la convicción de que necesita cambiar con urgencia las fronteras existentes en Europa. A los países miembros de la UE, desde Polonia hasta los tres países Bálticos, les une el temor que de la anexión de Crimea por parte de Rusia sea tan sólo una prueba de la acción militar rusa a fin de proteger a los ciudadanos de raíces rusas, como por ejemplo podría ocurrir en Letonia. Y eso lo sabe Obama.
Atrapados entre el deseo de que por una parte las sanciones económicas perjudiquen lo menos posible pero por otra marquen bien las propias fronteras, los europeos hasta la fecha sólo se han podido poner de acuerdo en las amenazas. Las prohibiciones de viaje y los bloqueos de cuentas, tal como ha impuesto Estados Unidos, son molestos y están pensados como una muestra de determinación, sin embargo apenas tienen fuerza para hacer cambiar a Rusia de parecer. Tan sólo cuando se dé el próximo paso en el plan de sanciones la situación comenzará a ponerse difícil.
Para ambas partes las sanciones comenzarán a doler (y a costar) cuando se vean afectados el acceso a bancos, seguros para negocios, importaciones de alta tecnología o energía. Esas son las sanciones que la Unión Europea está preparando, pero sólo entrarán en vigor si Rusia sigue desestabilizando Ucrania. ¿Y qué se consideraría una desestabilización? De eso se han dado pocos detalles adrede, pero "un avance ruso en el este de Ucrania seguro que se considera así", dijo un diplomático.
Después de que unos jóvenes al inicio de la cumbre bailaran con una especie de barra de combustible ante la mesa en la que estaba sentado Obama y otros participantes en la conferencia, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se puso de nuevo serio. Y muy claramente acusó a Moscú de haber desestabilizado no sólo la región con "los recientes acontecimientos" en Ucrania, sino también el Tratado de No Proliferación Nuclear, cuya credibilidad ha minado. Si las potencias nucleares como Rusia no respetan las garantías de seguridad frente a no potencias nucleares como Ucrania, ello tendrá "consecuencias graves", dijo.