Dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), hasta hace poco aliada del nacionalista Morales, anunciaron hoy una huelga general de 72 horas, del miércoles al viernes, para insistir en su demanda de un ajuste salarial para 2012 mayor al 8 por ciento que decretó el mandatario el pasado martes, Día del Trabajo.
Según un decreto del mandatario, emitido al tiempo que expropiaba una filial de una empresa eléctrica española, el salario medio subirá un 8 por ciento.
Bolivia tiene uno de los menores salarios de América, de 546 a 590 dólares al mes, y el mínimo legal crecerá más del 22 por ciento, de 117 a 145 dólares.
La COB, que ha liderado varias huelgas desde marzo y amenaza con una paralización indefinida, apoya además a los médicos y trabajadores de la salud pública, que llevan seis semanas sin trabajar, algunos además en huelga de hambre, contra un decreto que aumenta su jornada laboral de 6 a 8 horas.
Grupos de médicos, sanitarios y estudiantes de medicina cerraron el jueves carreteras que conducen de Bolivia a Brasil y Argentina y protagonizaron en varias ciudades manifestaciones y enfrentamientos con policías que dejaron decenas de heridos y lesionados, y anunciaron más protestas para los próximos días.
Por su parte, la Confederación de Choferes de Bolivia anunció un paro nacional de 48 horas desde el lunes, acompañado de bloqueos de calles y carreteras, para apoyar a los conductores de La Paz.
Los choferes y transportistas paceños se oponen a una nueva ley municipal que intenta regular el caótico tránsito de esta ciudad de casi un millón de habitantes, sede del Gobierno y el Parlamento aunque no capital oficial de Bolivia (es Sucre).
Se oponen a que el municipio ejecute un proyecto de transporte moderno y masivo para La Paz, cuyas avenidas y calles suelen estar colapsadas por miles de pequeños autobuses y taxis colectivos, la mayoría destartalados y contaminantes.
Autoridades municipales y líderes cívicos y sindicales celebran hoy una "Asamblea de la Paceñidad" para definir medidas contra los bloqueos y protestas de los chóferes, que ya han cerrado el centro de La Paz varias veces en los últimos días.
La Confederación de Choferes, que agrupa a conductores y transportistas, ha anunciado además que aplicará en breve un incremento del precio de los pasajes, al que se oponen asociaciones de vecinos que amenazan también con movilizaciones y bloqueos.
A todo ello se suma la marcha indígena en defensa del parque natural Tipnis, que ha recorrido 50 kilómetros desde el viernes 27 de abril por caminos destrozados -le faltan 500 más hasta La Paz- contra una carretera financiada por Brasil que Morales se empeña en construir en esa reserva ecológica de la Amazonía.
El presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente de Bolivia (Cidob), Adolfo Chávez, dijo a Efe por teléfono desde la Amazonía que la mayor dificultad de la columna de más 300 personas es caminar por lodazales y zonas inundadas.
Una marcha similar de 66 días en 2011 forzó a Morales a dictar una ley que veta las obras en el Tipnis, pero luego se arrepintió e intenta reanudarlas, apoyado por su principal base política, los productores de coca, materia prima de la cocaína.
Entretanto, dos mujeres y un hombre que se dedican a la prostitución en El Alto, ciudad aledaña a La Paz, se cosieron los labios para exigir que Morales solucione ya la huelga en la salud pública.
Los tres son parte de un grupo que empezó hace seis días una huelga de hambre porque no pueden acceder a la atención gratuita que tenían en los hospitales estatales, según explicaron a Efe.
Alegan que no pueden pagar consultas privadas, que cuestan cerca de 67 dólares, y temen contraer infecciones con riesgo para su salud, e incluso peligro de un brote de sida por falta de los controles médicos semanales.
Un dirigente de la Confederación de Trabajadores en Salud, José González, dijo a Efe que están dispuestos a trabajar 8 horas al día, en vez de las 6 actuales, pero si Morales a cambio les otorga los beneficios de la Ley del Trabajo, de la que están excluidos.