El gobierno de Australia y de los estados de Australia del Sur y Territorio Norte autorizaron en octubre, con más de cien condiciones, la expansión del yacimiento, que cuenta con las reservas más grandes de uranio del mundo, y el cuarto y quinto depósito de cobre y oro.
El anciano, Kevin Buzzacott, acusa a la empresa de no haber hecho una adecuada evaluación de impacto ambiental y las consecuencias que la ampliación de la mina tendrá en aguas subterráneas como las de la Cuenca del Gran Manantial Artesiano, la principal fuente de agua dulce en el desértico interior de Australia.
"No creo que se hayan hecho las consultas apropiadas con nuestro pueblo (aborigen) ni con el de Australia del Sur", dijo a la emisora ABC el anciano de la comunidad aborigen Arabunna, conocido como "tio Kevin".
Buzzacott inició la acción legal en el tribunal federal de Adelaida, donde le apoyaron varios manifestantes que desplegaron una pancarta en la que se leía que "el uranio australiano alimenta a Fukushima".
El presidente del grupo nativo Arabunna, Aaron Stuart, denunció que ni su grupo ni los ancianos de la comunidad fueron consultados sobre la expansión de la mina y que, según dijo, afectaría unos terrenos que tienen un valor significativo para su pueblo.
Asimismo, el diputado del Partido Verde, Mark Parnell, indicó que el informe de impacto ambiental que BHP Billiton presentó el año pasado dejó muchas dudas sobre los efectos en aguas subterráneas o la gestión de residuos radioactivos.
BHP Billiton invertirá 20,000 millones de dólares en la expansión que incluye una nueva cantera de tajo abierto para aumentar la producción de minerales y una planta desaladora para garantizar el suministro de agua.