La compañía confirmó al gobierno francés el pasado jueves su decisión de abandonar esos dos altos hornos, en los que trabajaban de manera directa 570 de los 2,800 empleados del complejo, y dio el paso durante una reunión extraordinaria del comité de empresa mantenida hoy en Saint-Denis, a las afueras de París.
El Ejecutivo había estado negociando desde hace tres semanas con el gigante siderúrgico para que aceptara cederlos por un euro simbólico y para que le diera un plazo de varios meses para buscar un comprador.
Los diversos comités de empresa que se van a mantener mañana y el miércoles, según señaló hoy el canal de televisión "BFM TV", servirán para determinar el futuro de esos altos hornos, cuyo cierre afectará en total a un millar de puestos, incluidos los empleos indirectos.
En declaraciones a la emisora France Info, el delegado del sindicato CFDT, Jean-Marc Vecrin, apuntó hoy que los trabajadores están a la espera de saber si va a haber un plan social, y si la dirección, que aún no se ha pronunciado de manera oficial, va a aceptar la solución de un traspaso.
El ministro de la Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, se desplazó la semana pasada a Florange para entrevistarse con los representantes de los trabajadores, y al término del encuentro se comprometió a buscar "un operador serio" que retome la actividad.
Un informe de expertos encargado por el Ejecutivo galo y presentado el pasado 27 de julio afirmaba que esos altos hornos de la región de Lorena (muy próximos a Alemania, Luxemburgo y Bélgica) son viables a condición de recibir inversiones.
El cierre de esas instalaciones se enmarca en el bajón del mercado del acero en Europa, donde la demanda -según ArcelorMittal- es ahora un 25 por ciento inferior a la que se daba en 2007.