En un mensaje a sus empleados, Tavares recuerda que cuando tomó la decisión el pasado día 16 de detener la producción de todas las plantas en Europa, los mercados automovilísticos ya caían un 90 por ciento en el Viejo continente.
"El choque ha sido, por lo tanto, extremadamente violento y brutal para todos nosotros", señala antes de añadir que eso no afectará a su determinación para "aplicar todas las medidas sanitarias, humanas, operativas y financieras necesarias para proteger esta compañía".
El alto ejecutivo portugués hace hincapié en que la protección de los empleados es "la primera prioridad" del fabricante automovilístico francés, y destaca que van a preparar la vuelta a la actividad y "a salvaguardar la compañía" como lo viene haciendo desde que está al frente.
Aunque reconoce que ningún experto puede predecir ahora cuándo se podrá concretar ese arranque de la actividad, indica que se hará de forma "altamente segura y progresiva" para que todo el personal esté "tranquilo y protegido".
Llama a sus trabajadores a utilizar su "buen hacer" y su "inteligencia colectiva" para resolver los problemas operativos de esta situación, lo que implica "proteger a los demás y protegerse a sí mismo respetando estrictamente las medidas sanitarias".
"Debemos preparar la vuelta a la actividad -explica- asegurando un flujo permanente de entregas de nuestros stocks a los clientes que esperan su vehículo y suspendiendo todos los gastos posibles, respetando siempre a nuestros asociados".
El gobierno francés ya ha avanzado que habrá que apoyar al sector automovilístico para remontar el bache y se ha pronunciado en favor de una acción coordinada a nivel europeo.
Además, ha creado una lista de empresas -cuyos nombres mantiene secretos- para preparar planes de salvamento si hicieran falta, lo que podría llegar a su nacionalización.