El crecimiento urbano agudiza la crisis medioambiental

El crecimiento urbano agudiza la crisis medioambiental

Las ciudades del mundo ocupan 3 por ciento de la superficie terrestre, pero consumen entre 60 y 80 por ciento de la energía del planeta, producen 75 por ciento del CO2 que se emite a la atmósfera y son destino de millones de personas que huyen de la pobreza y desigualdad que afecta las zonas rurales en los países subdesarrollados, sostuvo Graciela Carrillo González.

La Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se encuentra en el décimo lugar entre las metrópolis más pobladas del mundo y el primer lugar en América Latina, explicó la profesora-investigadora del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al dictar la conferencia La ciudad y la crisis ambientalcomo parte de las actividades de la Semana por el Descrecimiento organizada por la Unidad Xochimilco, expuso que sobrepoblación, abasto de agua, pérdida de vegetación, emisiones a la atmósfera y generación de residuos son los cinco temas a los que hay que poner mayor atención cuando se habla de crisis ambiental en las urbes.

La doctora en economía por la Universidad de Barcelona señaló que la ZMVM es habitada por 22.2 millones de personas, lo que genera serios problemas de movilidad, ya que en el Sistema de Transporte Colectivo Metro circulan diariamente 5.5 millones de personas y hay alrededor de cinco millones de unidades en el parque vehicular, lo que implica una mayor demanda de servicios.

La desmesurada construcción de edificios también suma conflictividad a la calidad de vida de la ciudad y el argumento de las autoridades es que resulta más viable crecer hacia arriba que hacia los lados, porque extender los servicios es muy costoso y termina convirtiéndose en lo que en la década de 1970 se denominaba cinturones de miseria, es decir, áreas sin urbanización y sin servicios.

El consumo de agua en la metrópoli es alarmante: entre 256 y 366 litros por día, por persona, por lo que “estamos por encima del promedio que define la Organización Mundial de la Salud y somos el quinto país en el planeta que más utiliza el vital líquido, pues del total que se consume, 80 por ciento se va al drenaje y sólo 30 por ciento es para beber”, puntualizó.

La distribución es por demás desigual, ya que por ejemplo las personas con un nivel socioeconómico bajo de las delegaciones Iztapalapa y Tláhuac toman un promedio de 128 litros per cápita, mientras que en Cuajimalpa o Miguel Hidalgo asciende a 567 litros diarios por persona.

Otro problema es la falta de vegetación en las zonas urbanas, en 2016 se pronosticaba que en 14 años desaparecerían las últimas áreas arboladas de la Ciudad de México y eso es debido al mal manejo forestal; “de hecho, un asunto grave urbe es que los árboles contienen plagas y aunque se ha atendido el asunto, está lejos de solucionarse”.

El tema de las emisiones es el que más se ha tratado y mucho de lo que se genera es por el enorme parque vehicular –cinco millones de unidades circulando– y por la concentración de 30 por ciento de plantas industriales dentro de la metrópoli, afirmó en el Auditorio un Paseo por los Libros del pasaje Zócalo-Pino Suárez.

Con relación a la basura a diario se produce un kilo y medio por persona, lo que representa 33,000 toneladas por día en la ZMVM. Aunque hay sistemas de recolecta y rellenos sanitarios, sólo uno se encuentra en la Ciudad de México, que desde 2011 se considera que ya rebasó su capacidad.

La doctora Carrillo González reconoció que se ha desarrollado una dinámica de separación de residuos, lo que ha generado algunos mercados paralelos de reciclaje, sobre todo de papel, cartón, vidrio y aluminio, además la Ciudad de México cuenta con infraestructura: ocho plantas de composta, dos compactadoras, dos plantas de separación y dos estaciones de transferencia.

Estas jornadas apuntan a proponer un descrecimiento, esto es, procurar una relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, y establecer límites al crecimiento bajo el lema de vivir mejor con menos, es decir, con menos agua, energía, desplazamientos y consumos, lo que impactará en la escala de producción y, por tanto, en una mejora al medioambiente.

Finalmente, la especialista en estrategias para la innovación ambiental en sistemas complejos invitó a fomentar más la solidaridad en lugar de la competencia, que es lo que promueve el modelo neoliberal.

Cargando...
Load next