La AMIA surge ante la necesidad de consolidar y elevar la calidad del servicio de gestión de la evaluación del impacto ambiental, favorecer el desarrollo profesional de los consultores y participar con otros colegios de profesionales en la atención de problemas y asuntos de interés en materia de impacto ambiental en México.
Reconociendo que la evaluación de impacto ambiental (EIA) es el instrumento de política ambiental por excelencia, cuyo propósito es mitigar o disminuir los efectos adversos de obras o actividades sobre el ambiente, la AMIA buscará fungir como órgano de consulta de las autoridades ambientales y servir de interlocutor público en términos de políticas, planes y programas, así como en lo relativo a las necesidades de actualización, perfeccionamiento del marco jurídico y normativo de la EIA.
“Buscamos trabajar en conjunto, de manera organizada, para solventar las limitaciones que enfrentamos, por ejemplo, la carencia de información técnica. Queremos que el gremio tenga un área de soporte a sus trabajos cotidianos. También buscamos premiar los mejores trabajos de evaluación que se desarrollen cada año, fortalecer capacidades y actualizar a los consultores”, explicó el biólogo Ricardo Juárez, presidente de la AMIA.
La idea de formar una agrupación para los consultores surgió hace 7 años, cuando algunos consultores vieron la necesidad organizarse y fortalecerse con información y eventos y propiciar que su trabajo sea referencia en el país. Se estima que hay más de 500 consultores en México, pero lo cierto es que no hay un censo que lo verifique; la AMIA busca contar realmente cuántos evaluadores hay en nuestro país. Cabe señalar que con la modificación del Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente del año 2000, se dio una caída impresionante de la calidad de los estudios de EIA, debido a que cualquier persona, con experiencia o sin ella, podía llevarlos a cabo. “Hoy, buscamos fortalecer a los consultores con capacidad para llevar a cabo estos procesos”, explica Juárez.
“Trabajaremos codo con codo con los tres órdenes de gobierno para proponer nuevos lineamientos de normas oficiales mexicanas en materia de impacto ambiental, emitiríamos una opinión sólida e imparcial en proyectos que tienen conflicto social y requieren una opinión arbitrada cuando así se nos requiera. Estas son dos vertientes muy importantes del trabajo que haremos”, explicó Salvador Muñúzuri, vicepresidente de la Academia.
De acuerdo con Juárez, uno de los desafíos no sólo de la AMIA sino del país es proponer esquemas de evaluación más integrales para enfrentar problemas críticos, como el modelo de evaluación estratégica que funciona en otros países y es el esquema de vanguardia para mitigar los impactos ambientales de los proyectos. Actualmente, en México se evalúan alrededor de 3,500 proyectos al año con un esquema que está rebasado y es limitado.
El modelo de evaluación estratégica evalúa políticas de forma integral, antes que proyectos en particular. Con este modelo se contempla la regulación de proyectos y obras concretas que se desprendan de las políticas y se evalúan todos los impactos, más allá del proyecto en sí mismo y su espacio físico y temporal.
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“Este modelo simplificaría muchos procedimientos y acabaría con conflictos que hoy son comunes en algunos proyectos. Un ejemplo son los desarrollos de energía eólica. Hoy se proponen desarrollos de forma dispersa, sin un plan general que identifique las áreas adecuadas para instalarlos, donde hay menos riesgo para aves, dónde es menor el costo para interconexión, cómo y dónde se puede reducir el conflicto social. Con un plan de evaluación estratégico y un proyecto central de desarrollo de este tipo de energías se reducirían estos problema”, explica Juárez.
Este tipo de evaluación funciona ya en Holanda, Noruega y países de Centroamérica como Guatemala y Panamá.
Entre sus próximas actividades, la AMIA celebrará el primer simposio nacional en materia de impacto ambiental, enel segundo semestre del 2014. Este foro es fundamental, pues luego de más de 30 años aplicando esta evaluación en el país, nunca se ha hecho un foro al respecto.
Cómo funcionará la AMIA
-El financiamiento se dará a través de las aportaciones de los propios socios y las donaciones de personas interesadas en fortalecer la asociación.
-En lo que respecta a la relación con la prensa, la AMIA busca desarrollar un trabajo cotidiano de generación de información objetiva sobre los proyectos. Intentará ser árbitro en proyectos que son fustigados y están mal informados o bien en proyectos que son beneficiados con opiniones interesadas pero resultan depredadores para el medio ambiente.
-La AMIA no buscará posiciones políticas ni de poder y no hará pronunciamientos políticos ni a favor de ningún partido o grupo político.
-En lo que respecta al proceso de evaluación, la AMIA buscará emitir opiniones desinteresadas que fortalezcan el procedimiento de evaluación ambiental.
-En los casos en que el proyecto a evaluar sea de un agremiado de la AMIA, esta se limitará a dar una opinión técnica a la autoridad –si ésta la así la requiriese- y a los medios para tratar de orientar el tema. Esta opinión será brindada por el Consejo Técnico Asesor de la Academia.
-La AMIA tendrá una mesa directiva y un consejo técnico asesor integrados así:
Consejo técnico asesor: Edmundo de Alba, Julieta Pisanty-Levy, Jesús Pablo Dorantes, Luis Montañez Cartazxo, María Gómez Balandra, Gabriel Quadri, Raúl Arriaga Becerra y Sergio Contreras.
Mesa directiva: Ricardo Juárez, presidente; Salvador Muñúzuri, primer vicepresidente; Magdalena Colunga, segunda vicepresidenta; Giuseppe Pasquetti, tesorero; Alejandro Nyssen, primer secretario; Ricardo Medina, segundo secretario; José Rojas Galaviz y Alejandro Ferro Negrete, vocales.