"Una de las cosas de las que tenemos que convencer al pueblo estadounidense es de que Europa están tan interesada en este proceso como nosotros", dijo Biden en Bruselas, antes de reunirse con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
La breve parada de Biden, que se dirige a la Conferencia de Seguridad de Múnich, se produce en medio de los intentos de los negociadores de ambas partes para cerrar en Bruselas la octava ronda de conversaciones sobre el Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés).
El acuerdo crearía la mayor zona de libre comercio del mundo y ayudaría a reavivar la economía de la UE. Pero las negociaciones avanzan con lentitud, ante las críticas de grupos de consumidores que temen una reducción de los estándares de calidad y una merma en el control regulatorio.
Esta semana las discusiones se centraron en las barreras regulatorias, así como en los diferentes estándares técnicos y de regulación en alimentación y medidas sanitarias animales. El objetivo es recortar gastos en procedimientos como la duplicidad de inspecciones de fábricas por autoridades de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Los sindicatos y los activistas medioambientales acusan a los negociadores de poner los intereses de las grandes empresas por delante de la protección de los ciudadanos, los trabajadores y el medio ambiente.
"La propuesta de cooperación regulatoria (...) proporciona a las empresas la herramienta definitiva para frenar nuevas políticas o regulaciones que afectan a sus beneficios", apuntó Paul de Clerck, de la ONG Amigos de la Tierra.
Sin embargo, el embajador estadounidense para la UE, Anthony Gardner, advirtió en contra de los "falsos miedos" que influyen en "el tono del debate en algunas partes de Europa". Es inútil competir comparando los estándares de Europa y Estados Unidos, agregó. "Normalmente regulamos para lograr los mismo objetivos, pero lo hacemos de diferente manera".
Otro asunto que genera controversia, pero que esta semana no se discutió, es el controvertido mecanismo de arbitraje entre inversores y Estados (ISDS). Los grupos de consumidores temen que las empresas puedan abusar de ese mecanismo para bloquear las normativas que no les interesen.
La UE suspendió a finales del año pasado las conversaciones sobre ese capítulo para llevar a cabo una consulta al respecto. Los resultados iniciales de la encuesta revelaron un "elevado escepticismo" sobre el ISDS entre los 150,000 consultados.
En los próximos meses habrá otras dos rondas de negociaciones sobre el TTIP, según fuentes europeas. La próxima tendrá lugar en Washington en abril y la siguiente podría celebrarse antes del verano en Bruselas.