En un nuevo reporte dado a conocer este viernes, la institución redujo también en más de medio punto la expectativa de crecimiento para el 2019, colocándola 1.6 por ciento, a diferencia del 2.3 que proyectó en abril pasado, cuando anticipó una expansión de 1.8 por ciento este año.
“La situación general sigue siendo preocupante, con una considerable incertidumbre política en Brasil, un probable recrudecimiento de la actual recesión en Argentina, dudas sobre la sostenibilidad de algunas reformas claves en México, una renegociación aún inconclusa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre sus tres miembros fundadores, y guerras comerciales que estallan con alarmante frecuencia”, indicó.
En su reporte “Sobre incertidumbre y cisnes negros: ¿Cómo lidiar con riesgo en América Latina y el Caribe?”, el banco evidenció el impacto que la situación está teniendo sobre la marcha económica de la región, si bien sus efectos más visibles han sido en la crisis migratoria que ha generado.
Excluyendo a Venezuela de su evaluación, las proyecciones de crecimiento para la región serían de 1.6 por ciento para este año, y de 2.1 por ciento para 2019, casi similares a las que dio a conocer en otro reporte en abril pasado.
Se espera que Sudamérica se contraiga en 0.1 por ciento este año y pasar a un crecimiento de 1.2 por ciento para 2019.
“Las razones principales detrás de este crecimiento más lento en Sudamérica se deben a las turbulencias del mercado que comenzaron en Argentina en abril, la desaceleración en la expansión de Brasil, el deterioro continuo de la situación en Venezuela y un entorno externo menos favorable”, indicó la institución.
En cambio, para Centroamérica, el banco anticipó un crecimiento de 2.8 por ciento para este año, y de 3.2 por ciento para 2019; mientras que para el Caribe los números proyectados serán de 3.7 y 3.5 por ciento de manera respectiva.
El Banco Mundial señaló que los factores externos que continúan siendo relativamente beneficios para la región, son el crecimiento robusto de Estados Unidos, un crecimiento más lento, pero aún fuerte de China, así como una recuperación en los precios de las materias primas.
“De todas maneras, los desafíos persisten, como la normalización de la política económica en Estados Unidos, con tasas de interés más elevadas y que han llevado a una caída drástica en los flujos netos de capital hacia la región; el fortalecimiento del dólar, la depreciación de la mayoría de las monedas emergentes y tensiones comerciales”, indicó.