Las vanes nuevas deberán emitir como máximo 175 gramos por kilómetro en 2017 y 147 gramos en 2020 y los productores que no respeten estos límites tendrán que pagar multas de 95 euros por gramo y kilómetro.
La Eurocámara, que ya había acordado la medida de manera informal con los países de la UE en diciembre, confirmó hoy su apoyo por 534 votos a favor, 117 en contra y 15 abstenciones.
"Es bueno para el medioambiente, los fabricantes y los usuarios de toda la UE", consideró el ponente del PE, el eurodiputado británico Martin Callanan, quien reconoció que esta legislación "ha supuesto un difícil ejercicio de equilibrio entre unos objetivos medioambientales ambiciosos a la vez que alcanzables".
Los límites finalmente acordados suponen un paso atrás respecto a la propuesta original de la CE, ya que retrasan un año el objetivo a corto plazo (de 2016 a 2017) y permiten emitir hasta 147 gramos en 2020, en lugar de 135 gramos como sugirió Bruselas.
La comisaria europea de Clima, Connie Hedegaard, se mostró, no obstante, satisfecha con el acuerdo y valoró la "seguridad jurídica" que la normativa aportará el sector y el margen más amplio que tendrán los fabricantes para adaptarse a la misma.
La comisaria subrayó también, en un comunicado emitido tras el voto en el PE, "el gran ahorro de combustible" que esta medida supondrá para los usuarios de furgonetas, así como su contribución a la "limpieza del aire".
La rebaja del nivel de ambición de la medida responde a la fuerte presión de países productores como Alemania, Francia e Italia que exigían límites más realistas y amenazaban con elevar el precio final por vehículo hasta en un 10 pòr ciento.
Entre las concesiones a los fabricantes, figura la posibilidad de introducir la normativa por fases.
En concreto, la obligación de respetar los límites de emisión afectará en 2015 sólo al 75 por ciento de los vehículos de cada fabricante (calculado como media del total de su parque móvil). Esa proporción tendrá que ampliarse hasta el 80 por ciento en 2016 y al 100 por ciento en 2017.
También se prevén incentivos a las casas de automóviles más eficientes, de manera que las que produzcan menos de 22,000 vehículos industriales ligeros al año podrán solicitar que se les exima de cumplir los límites.
La UE adoptó en 2008 una normativa similar para autos de pasajeros nuevos, que obligaba a los fabricantes a reducir las emisiones de CO2 a 130 gramos en 2015 y a 95 gramos en 2020.
La nueva legislación se enmarca dentro de los esfuerzos comunitarios para reducir en un 20 por ciento las emisiones en 2020 y constituye un elemento clave, debido a que el CO2 procedente de los transportes creció un 36 por ciento entre 1990 y 2007, frente al 9 por ciento de aumento registrado en el resto de sectores.
Las vanes, en concreto, son responsables de alrededor de un 1.5 por ciento de las emisiones totales de CO2 de la UE.
Después del voto de hoy en la Eurocámara, lo único que queda para que el reglamento pueda entra en vigor el año que viene es la aprobación oficial de los estados miembros, que se espera para las próximas semanas.