"El ferrocarril es progreso e impulsará el desarrollo en esta región", dijo Kenyatta durante un viaje inaugural que dio comienzo en el área de Syokimau -condado de Machakos, al sur de Nairobi- y terminó en la localidad de Mai Mahiu.
"Completaremos el ferrocarril y transformaremos Kenia", aseguró el mandatario en declaraciones recogidas por los medios locales, al adelantar que el proyecto se completará hasta la frontera con Uganda.
Se trata del segundo tramo complementario a la línea que ya conecta la ciudad costera de Mombasa -principal puerto de África Oriental- con Nairobi, inaugurado en mayo de 2017 y a su vez financiado y ejecutado por China con un presupuesto de unos 2,700 millones de euros, dinero que aún tiene que devolver Kenia.
Ese primer tramo sustituyó a la línea del mítico "Lunatic Express", el ferrocarril construido por el Reino Unido en Kenia, que logró la independencia en 1963.
Este segundo tramo de 120 kilómetros está, por el momento, abierto solo a pasajeros, sin fecha concreta para el inicio del transporte de mercancías, y cuenta a ese efecto con cuatro estaciones intermedias: Ongata Rongai, Ngong, Maai Mahiu y Suswa.
La inauguración, que debía haber sucedido el pasado mes de mayo, se retrasó debido a las disputas en torno a la indemnización de unas 1,810 personas afectadas por este proyecto.
El área más afectada abarca un tramo de 35 kilómetros entre Embul Bul (Ngong) y el Parque Nacional de Nairobi, donde los retrasos en la compensación disminuyeron la velocidad de trabajo del contratista, China Communications Construction Company (CCCC).
Este proyecto de ferrocarril ha costado casi tres veces más que el estándar internacional y cuatro veces de lo estimado, según el gobierno keniano, debido a construcción de túneles (3), puentes (29 en total) y el pago de compensación de tierras.
En el tramo de Nairobi a Mombasa, el gobierno pagó 262 millones de euros para adquirir tierras -casi 10 veces más de lo presupuestado, mientras que en esta segunda fase ya ha gastado 154 millones de euros a través de la Comisión Nacional de Tierras.
El plan inicial para este tren, que empezó a construirse en 2013 y que ha contado con más de un 80 por ciento de capital chino, es llegar hasta la ciudad de Kisumu -a las orillas del lago Victoria- y cruzar por la fronteriza ciudad de Malaba a la vecina Uganda.