El déficit presupuestario supone una amenaza "real" y "creciente" para la economía estadounidense, por lo que se requiere "un plan creíble para la reducción de los déficit a un nivel viable a mediano plazo", dijo Bernanke durante un discurso ante analistas en Providence (Rhode Island), también distribuido en Washington.
Bernanke evadió comentarios sobre la política monetaria pero indicó que las normas fiscales podrían servir para imponer disciplina en los próximos años.
"De una u otra forma, los ajustes fiscales para estabilizar el presupuesto federal ocurrirán con seguridad... la única verdadera pregunta es si estos ajustes tomarán lugar a través de un proceso cuidadoso y deliberado" o si serán una "respuesta rápida y dolorosa" para una crisis fiscal real o en ciernes, señaló Bernanke.
El presidente de la Fed evitó pronunciarse sobre alguna política tributaria o de fiscal en particular, en unos momentos en que demócratas y republicanos en el Congreso mantienen pugnas sobre si extender o no los recortes de impuestos aprobados durante la presidencia de George W. Bush y que vencen en diciembre próximo.
Por otra parte, Bernanke advirtió que la economía sigue demasiado frágil para reducir el déficit de forma significativa en los próximos dos años y, de hecho, "un ajuste fiscal prematuro podría poner en riesgo la recuperación económica".
Algunos analistas interpretaron ese comentario como un apoyo implícito a la prórroga de los recortes tributarios.
Previo a sus comentarios en Rhode Island, Bernanke dijo ante un grupo de estudiantes universitarios que la compra adicional de bonos por parte de la Fed, algo que la entidad sopesará en su próxima reunión, podría beneficiar a la economía estadounidense.
La preocupación es que el abultado déficit presupuestario del país pueda provocar un alza en las tasas de interés para quienes desean comprar vivienda o vehículos y para los negocios que quieran adquirir equipos o ampliar sus operaciones.
La lenta recuperación económica se perfila como uno de los asuntos más apremiantes del electorado estadounidense de cara a los comicios legislativos del próximo 2 de noviembre.