Este generador, conocido como el alternador, se convirtió en la base para una progresiva electrificación del automóvil, hasta proporcionar toda la energía eléctrica que necesita un vehículo para alimentar una gran variedad de sistemas eléctricos.
Desde el nacimiento del alternador, por ejemplo, llegaron poco después el motor de arranque desarrollado por Bosch (1914) o el primer motor eléctrico para los limpiaparabrisas (1926).
Mientras que los primeros generadores podían proporcionar una potencia de 4 amperios, la última generación de alternadores Bosch para turismos cubren el consumo desde 130 hasta 250 amperios.
Recuerda Bosch en un comunicado, que hasta 1913, la compañía había producido, casi exclusivamente, sistemas de ignición, y esa orientación hacia un único producto suponía un gran riesgo empresarial.
Al mismo tiempo, el mercado del automóvil se estaba desarrollando de forma muy rápida y los vehículos necesitaban, para su uso diario, una iluminación segura y fiable, una oportunidad de que Robert Bosch aprovechó para desarrollar un equipo de faros que incluía para su montaje en los coches ya matriculados dos faros, un generador, una batería y un regulador de voltaje.
El generador tenía una única función de producir generar energía eléctrica para la batería, que, a su vez, proporcionaba electricidad segura para los faros eléctricos.
Este primer sistema de iluminación abrió el camino de Bosch para poder convertirse en un proveedor de sistemas y en el suministrador líder en componentes para el automóvil.
Asegura la compañía que si Bosch no hubiera seguido desarrollando y mejorando la eficiencia de los generadores, los alternadores actuales para poder alimentar las modernas redes de a bordo con todos sus consumidores eléctricos, pesarían tanto como un coche pequeño.