El G7 intenta un mensaje común de confianza en Marsella

El G7 intenta un mensaje común de confianza en Marsella

Los ministros de Finanzas del G7 se reúnen hoy y mañana en Marsella para buscar un mensaje común de mínimos frente a sus divisiones sobre las soluciones para abordar la crisis, que dé confianza a unos mercados en los que se temen nuevas turbulencias al confirmarse la desaceleración económica.

El ministro francés, François Baroin, cuyo país ejerce este año la presidencia del G7, previno antes de empezar este encuentro informal de que no habrá un comunicado final para tratar de evacuar presión y no generar falsas expectativas.

Baroin, en una entrevista publicada hoy por Le Figaro, quiso además dar un mensaje de conciliación al señalar que entre los que apuestan por el ajuste presupuestario y los que defienden estímulos de reactivación de la actividad, él se decanta por "buscar lo más adaptado a la situación de cada uno".

En los últimos meses, los europeos se han centrado en poner en marcha sucesivos planes de consolidación fiscal, mientras Estados Unidos está más preocupado por reactivar la economía, que cada vez da más signos de desaceleración.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó ayer mismo a la baja sus previsiones para los países del G7, que en la segunda mitad de este año crecerán solo a un ritmo anual inferior al 1 por ciento, a excepción de Japón, por razones específicas vinculadas al calendario de su reconstrucción.

Otro punto caliente entre las dos orillas del Atlántico es si el proceso de capitalización de los bancos europeos resulta adecuado y suficiente. Baroin aseguró que "las pretendidas discordias (...) están infundadas, al menos en los gobiernos".

Y aprovechó para considerar que la polémica surgida por las filtraciones de un informe "no definitivo" del Fondo Monetario Internacional (FMI) que cuestionaba la solidez del sistema bancario europeo "no tiene ninguna pertinencia" y contradice el análisis del Banco Central Europeo (BCE).

Por eso, hizo un llamamiento para combatir la idea de que los títulos de deuda soberana que tienen en sus carteras las entidades financieras deben ser considerados "activos tóxicos" de los que hay que desembarazarse cuanto antes mejor.

La presencia en Marsella de la nueva directora del FMI, Christine Lagarde, debería ser la oportunidad para limar asperezas.

Para Baroin, la percepción de que las citas como la de hoy del G7 o las del G20 no consiguen ningún avance es errónea, teniendo en cuenta "los progresos considerables obtenidos en la concertación internacional en estas instancias".

En la ciudad mediterránea francesa estarán igualmente los responsables de los bancos centrales del G7, a los que la OCDE se ha dirigido para aconsejarles una baja de tipos si la desaceleración de la actividad da signos de durar.

La reunión de hoy con los ministros de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido se desarrollará por la tarde y concluirá con una cena de trabajo a la que seguirá una conferencia de prensa de la presidencia y posiblemente de otras delegaciones.

Mañana se quedarán en Marsella para recibir a los responsables de Finanzas del llamado partenariado de Deauville, creado en mayo por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, con los dos países árabes donde las revueltas populares derrocaron a principios de años sus respectivos regímenes dictatoriales (Túnez y Egipto), y al que luego se han incorporado Marruecos y Jordania.

Todos ellos estudiarán la marcha de los planes de ayuda prometidos a esos Estados árabes para alentar reformas democráticas, y que según las cifras iniciales dadas por Túnez, podrían representar globalmente 40,000 millones de dólares.

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