En los próximos cinco años, la demanda de carbón aumentará a un ritmo anual del 2.6 por ciento y llegará a unos 4,320 millones de toneladas equivalentes de petróleo en 2017, frente a unos 4,400 millones de toneladas en el caso del crudo, destacó la AIE en un informe dedicado a este combustible fósil sólido.
El pasado año, las 7,384 millones de toneladas de carbón que se quemaron representaron un aumento del 4.3 por ciento respecto a 2010 y significaron en torno al 28 por ciento del total del consumo de energía.
La directora general de la agencia, Maria van der Hoeven, señaló que sin cambios en las políticas actuales en una década el carbón habrá alcanzado al petróleo, y su consumo en 2017 se incrementará en 1,200 millones de toneladas suplementarias, equivalente a lo que ahora absorben en un año Estados Unidos y Rusia juntos.
La única forma de evitar esa evolución, que acarreará un fuerte aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero con los riesgos evidentes de aceleración del cambio climático -el carbón es el carburante que más dióxido de carbono genera en términos relativos-, sería una expansión más rápida del gas, como la que ya se produce y se prevé en Estados Unidos, señaló Van der Hoeven.
La organización advirtió de que las tecnologías de captura y enterramiento del carbono contaminante en las que se han puesto esperanzas no estarán disponibles en los próximos cinco años.
Estados Unidos será la excepción del nuevo mapa mundial del consumo de carbón, ya que se anticipa allí un bajón del consumo a 600 millones de toneladas en 2017 frente a los 697 millones de toneladas en 2011, debido al tirón del gas (127,000 millones de metros cúbicos suplementarios de 2006 a 2011), en particular por la explotación a gran escala de los yacimientos de esquistos.
China se confirma como el principal productor y consumidor global de carbón (supone más del 45 por ciento del total y más de dos tercios de la subida constatada en 2011 en el mundo), y desde el pasado año se ha convertido también en el primer importador por delante de Japón, con 204 millones de toneladas compradas en el exterior.
El peso relativo de China será todavía mayor y franqueará el listón del 50 por ciento del consumo mundial en 2014, con un ascenso medio del 3.9 por ciento, que no obstante será inferior en términos relativos al ritmo de escalada de India (6.3 por ciento).
Con esa dinámica, India pasará a ser el segundo mayor consumidor de carbón en el horizonte de 2017 al superar a Estados Unidos, y será el país donde más se incrementarán las importaciones en términos absolutos, y el primero en recibirlas por vía marítima.
Por el lado de los productores, Australia recuperará su liderazgo como exportador en los próximos cinco años con 356 millones de toneladas en 2017, por delante de las 309 millones de toneladas de Indonesia, que figura sólo temporalmente en primer lugar.
Ante el descalabro del consumo interno, la producción en Estados Unidos debería disminuir a 697 millones de toneladas en 2017, comparados con las 771 millones de toneladas que se extrajeron de sus minas en 2011.
En el caso de Europa, la AIE ha constatado una significativa alza -pero que se augura puntual- de la demanda de carbón, como sustituto del gas, por la caída de los precios del primero -a causa del despegue del gas de esquisto en Estados Unidos-.
Los autores del estudio anticipan que la progresión será mínima en el próximo quinquenio, del 0.4 por ciento anual, sobre todo por lo que absorberá Turquía. En el Viejo Continente, la expansión de la demanda se cubrirá esencialmente con más gas y con energías renovables.