"Los mercados saben que Grecia seguirá en la eurozona", señaló Moscovici, que aseguró que no cambia nada el hecho de que el ministro de Finanzas griego, Gianis Varoufakis, asuma un papel mayor o menor en las negociaciones entre Atenas y sus acreedores. "Con o sin Varoufakis, el problema para Grecia sigue siendo el mismo: Atenas debe presentar una lista convincente de reformas, y rápido".
Además negó que los acreedores estén dictando las condiciones a Atenas. "Sólo decimos al gobierno griego que debe hacer exactamente aquello a lo que se comprometió el 20 de febrero" en un encuentro de los ministros de Finanzas del euro.
Sus declaraciones coinciden con una encuesta del instituto GPO dada a conocer en la noche del miércoles en la televisión griega Mega, según la cual el 75.6 por ciento de los griegos quiere que su país continúe el la zona euro. Además casi el 62 por ciento de los encuestados se mostraron en contra de un referéndum sobre un posible acuerdo con los acreedores.
El jefe de gobierno griego, Alexis Tsipras, no descartó una consulta popular si los acreedores seguían insistiendo en imponer duras medidas de ahorro al país.
La mayor parte de la población defiende la táctica negociadora de su gobierno actual, pero la aprobación se reduce: a comienzos de febrero el 90.3 por ciento de los encuestados consideraban positiva la gestión de Tsipras, frente al 58.3 por ciento que defienden ahora su estrategia.
Si el próximo domingo se celebraran elecciones en el país el partido de izquierda Syriza volvería a ganar con un 36.5 por ciento de los votos frente al 22 por ciento que obtendría el conservador Nea Dimokratia. En las elecciones del 25 de enero ambos fueron los partidos más votados, con un 36.3 y un 27.8 por ciento respectivamente.