"Siguen detenidos. Hemos intentado ponernos en contacto con ellos pero no lo conseguimos y aun no tenemos ninguna información sobre su destino", dijo a Efe Tatiana Vasílyeva, portavoz de la oficina de Greenpeace.
Puso en duda las declaraciones de los servicios de seguridad de Rusia, que aseguran que los guardacostas rusos no han podido comunicarse con el rompehielos de Greenpeace "Arctic Sunrise" para entregarles a los detenidos, la activista finlandesa Sini Saarela y el suizo Marco Polo.
"Nosotros nos comunicamos perfectamente bien con nuestro barco. No entendemos cómo ellos no pueden hacerlo", señaló Vasílyeva.
Mientras, el coordinador del programa energético de Greenpeace, Vladímir Chuprov, informó de que tiene a su disposición una grabación audio de una conversación con el comandante del barco de la patrulla en la que éste dice que no puede liberar a los activistas "hasta que reciba una orden desde arriba".
El activista hizo esas declaraciones a Efe pocos minutos antes de desplazarse a la sede del monopolio estatal ruso Gazprom en Moscú para protestar contra la detención de sus colegas.
Mientras, Moscú entregó al embajador de Holanda una nota de protesta en virtud de lo que calificó de "acciones provocativas que amenazaban las vidas humanas y que podían acabar en una catástrofe ecológica" por el rompehielos bajo la bandera neerlandesa.
Ayer, la guardia de fronteras rusa abrió fuego de advertencia contra el "Arctic Sunrise" después de que activistas de Greenpeace partiesen del rompehielos en lanchas neumáticas hacia la plataforma Prirazlómnaya de Gazprom para atarse a ella en protesta contra la exploración de petróleo en aquella instalación.
Gazprom planea comenzar la producción de petróleo en esa plataforma en el primer trimestre de 2014, lo que, según la ONG, aumenta el riesgo de que se produzca un derrame de petróleo en un área que contiene tres reservas naturales protegidas por la propia legislación rusa.
A finales de agosto, el mismo rompehielos fue interceptado por la guardia de fronteras rusa en la ruta del Mar del Norte, donde los activistas de Greenpeace intentaron llevar a cabo otra acción de protesta contra la exploración geológica de las regiones del Ártico de cara a la extracción de petróleo.
Las autoridades rusas indicaron que la ONG no tenía permiso para usar la ruta del Mar del Norte, y el Ministerio ruso de Exteriores acusó a los organizadores de la expedición de haber violado la legislación rusa.