"Estamos trabajando junto a las autoridades para determinar las causas y a partir del resultado de las investigaciones que se están llevando a cabo, determinar los costes", explicó en rueda de prensa el presidente de ConocoPhillips China, Georg Storaker.
Según detalló el Gerente de Subsuelos de la compañía, Mark Ireland, el incidente ocurrido el 4 de junio fue de origen "natural", mientras que el del 17 se produjo por un problema en la inyección de agua para la extracción de crudo.
"La fuga del 4 de junio fue un caso muy extraño que rara vez se da, ya que el crudo se filtró desde el reservorio hasta el lecho submarino a través de una falla geológica", dijo Ireland y aclaró que el escape fue "rápidamente sellado por lo que no hubo gran liberación de petróleo".
Sin embargo, la compañía tardó 48 horas en controlar la segunda fuga, por lo que el vertido fue mayor y, según Ireland, los trabajos de limpieza continuarán "durante todo el tiempo que sea necesario".
ConocoPhillips -cuya sede central se encuentra en Texas, Estados Unidos- ostenta el 49 por ciento del capital en la explotación de los pozos de Penglai, donde se produjeron los accidentes, y es la encargada de la operación y perforación de éstos, mientras que su socia capitalista china CNOOC es propietaria del 51 por cien restante.
Por este motivo, responsables de CNOOC comparecieron en la misma rueda de prensa y señalaron que solo asumirán responsabilidades económicas una vez determinada la naturaleza de los incidentes, ya que la encargada directa de los pozos es su socia estadounidense.
La Administración Oceánica Estatal de China (SOA) dijo ayer que aunque la ley china establece que las multas por contaminación marina en proyectos petrolíferos están fijadas en 200,000 yuanes (unos 30,770 dólares), las autoridades marítimas barajan sancionar con una cantidad "mucho mayor" a ConocoPhillips.
Pero Storaker aseguró que de momento "no se ha hablado de ninguna cifra" ya que se encuentran en pleno proceso de investigación y diálogo con las autoridades chinas.
Respecto del impacto medioambiental de las fugas, el ejecutivo dijo que esperarán los informes correspondientes antes de difundir cifras sobre superficie afectada y volumen vertido al mar, y evitó polemizar con la SOA, que dijo que el área contaminada abarca 840 kilómetros cuadrados.
Ya en años anteriores se ha advertido que la Bahía de Bohai es una de las zonas marítimas más degradadas de China, e incluso que, debido a la alta actividad industrial y su escasa abertura al resto del Mar Amarillo, corre riesgo de convertirse en un mar no apto para la vida animal y vegetal.