La operación, anunciada en octubre de 2019, obtuvo el 99.15 por ciento de los votos de los accionistas presentes en la reunión de FCA y el 99.95 por ciento de los de PSA, ambas se celebraron sin público y fueron transmitidas por videoconferencia.
Fiat Chrysler comunicó momentos después de la votación que ambas firmas automovilísticas planean completar la fusión el 16 de enero y que "la negociación de las acciones ordinarias de Stellantis comenzará el lunes 18 de enero en el Mercato Telematico Azionario de Milán y en Euronext Paris, y el martes 19 de enero en la Bolsa de Nueva York".
Esta unión entre iguales dará nacimiento al cuarto mayor fabricante del mundo en términos de volumen de ventas, solo por detrás del alemán Volkswagen, la nipona Toyota y la alianza franco japonesa Renault-Nissan-Mitsubisthi.
Contará con más de 400,000 empleados y una capitalización bursátil de más de 40,000 millones de euros (49,113 millones de dólares); y generará unas sinergias estimadas en 5,000 millones de euros (6,139 millones de dólares) al año.
Por volumen de negocio, será el tercer fabricante mundial de automóviles, con 167,000 millones de euros (205.050 millones de dólares), en base a cifras de 2019 (FCA tuvo una facturación de unos 108,000 millones de euros o 132,615 millones de dólares al cambio actual, y PSA de unos 59,000 millones de euros o 72,451 millones de dólares al cambio actual, excluyendo Faurecia).
Pero, además, sumando los datos de Fiat Chrysler y PSA de 2019 (sin contar con Faurecia), Stellantis tendrá un beneficio operativo ajustado estimado de cerca de 12,000 millones de euros (14,735 millones de dólares); un margen operativo ajustado en torno al 7 por ciento y un flujo de caja libre operativo relacionado con el segmento de automoción de más de 5,000 millones de euros (6,139 millones de dólares), tal y como remarcó el consejero delegado de FCA, Mike Manley, en la Junta de Accionistas de Fiat Chrysler.
"Es una fusión histórica", describió el presidente de Fiat Chrysler, John Elkann, en su discurso al inicio de la asamblea del grupo italiano, que ha quintuplicado su valor en los últimos 10 años.
"Stellantis es una unión de dos socios con ideas afines, que se unen para construir algo único y grandioso", prosiguió el empresario italiano, que también será presidente de Stellantis.
"Estamos listos para esta fusión, para esta creación de valor, para pasar a la siguiente etapa de esta fabulosa historia", señaló, por su parte, Carlos Tavares, el "número uno" de PSA y futuro consejero delegado de Stellantis, momentos antes de que se conociera el resultado de la votación de la Junta de Accionistas francesa.
La nueva entidad tendrá sede en Holanda, pero continuará cotizando en las bolsas de París, Milán y Nueva York.
Presentará una gran complementariedad geográfica, "al combinar la excelente posición de PSA en Europa con la fortaleza de FCA en América del Norte y América Latina", lo que permitirá a Stellantis gozar de "una presencia global y equilibrada", y "minimizar el impacto de las recesiones cíclicas que pueden ocurrir en una región específica", dijo Manley.
El gran reto será rediseñar la estrategia combinada del grupo en otras regiones geográficas, incluida China.
Tavares dirigirá un grupo de catorce marcas, entre las que se encuentran Fiat, Chrysler, Alfa Romeo, Jeep, Maserati, Peugeot, Citroen u Opel.
Y además tendrá que lidiar con la promesa de las dos casas automovilísticas de no incurrir en el cierre de plantas tras la operación.
En Italia, FCA ha recibido este año un préstamo de 6,300 millones de euros (unos 7,748 millones de dólares al cambio actual), en el marco de las líneas de crédito estatales puestas a disposición por Roma para las empresas con problemas por el Covid-19, y el Estado italiano sin duda exigirá garantías al grupo de que mantendrá los niveles de empleo en el país.
En julio, después de haber recibido el crédito, FCA confirmó que respetará la inversión prometida en Italia por valor de 5,000 millones de euros (6,139 millones de dólares), pese a la situación de crisis derivada de la pandemia del coronavirus.
FCA y PSA comunicaron en octubre de 2019 que querían fusionarse y en septiembre de 2020 modificaron algunos términos del acuerdo inicial para afrontar la crisis del coronavirus, sin alterar el valor económico y los objetivos del proyecto.
Aumentaron las sinergias de 3,700 millones a 5,000 millones anuales (de 4,543 a 6,139 millones de dólares) y también pactaron que FCA distribuiría entre sus accionistas un dividendo de 2,900 millones de euros (3.561 millones de dólares) antes del cierre de la operación, frente a los 5,500 millones de euros (6,754 millones de dólares) fijados anteriormente.
La participación del 46 % que tiene el grupo galo en la proveedora automovilística Faurecia se repartirá entre los accionistas de Stellantis inmediatamente después del cierre de la operación