En un comunicado, Johnson Controls anunció que la adquisición de Tyco, fabricante de sistemas de seguridad contra incendios, implicaría el control del 56 por ciento de la participación accionaria de la empresa combinada y que ahora su domicilio fiscal estaría en Irlanda.
Medios de información financiera precisaron que no era claro el valor total de la transacción, aunque el diario The Wall Street Journal calculó que el valor de mercado de Johnson Controls era de 23,000 millones de dólares y el de Tyco de 13,000 millones de dólares.
Las empresas expresaron que la nueva entidad generará ahorros por al menos 150 millones de dólares al año en impuestos y más de 500 millones de dólares de ahorros en costos durante los tres años siguientes a la finalización del acuerdo.
La transacción es conocida en Estados Unidos como "inversion", en inglés, que se refiere a la práctica corporativa de adquirir una empresa extranjera de menor tamaño a fin de trasladar el domicilio fiscal fuera de territorio estadunidense y ahorrar en impuestos.
Tales prácticas se han popularizado en Estados Unidos en los años recientes, pese a que generan una amplia controversia y a que han sido calificadas por el presidente Barack Obama como "no patrióticas".
De acuerdo con el diario The New York Times, este tipo de decisiones corporativas cuestan al país "miles de millones de dólares" cada año.
Antes de la compra de Johnson Controls, la última gran transacción de este tipo fue la anunciada en noviembre pasado por la farmacéutica estadunidense Pfizer, que adquirió a su rival irlandesa Allergan por 155,000 millones de dólares, lo que creó la firma más grande de este sector por monto de ventas.
La transacción de Pfizer fue la mayor registrada con el propósito de reducir la carga fiscal de una empresa estadunidense mediante el cambio de domicilio fiscal a otro país.