Fuentes de los servicios de seguridad argelinos afirmaron que el último asalto se produjo ante la certeza de que los terroristas (integrantes de una célula salafista escindida de Al Qaeda en el Magreb Islámico, AQMI) habían decidido suicidarse en grupo tras perder toda esperanza de escapar con los rehenes y una vez que se comprobó que habían comenzado a asesinar a los secuestrados.
La agencia oficial, APS y la televisión estatal argelina confirmaron que las fuerzas especiales del Ejército lanzaron esta mañana la última operación contra los once hombres armados que todavía resistían en una zona de las instalaciones, fuertemente armados y con explosivos adosados al cuerpo, según habían asegurado los propios asaltantes.
Sin embargo, según las fuentes de seguridad, cuando las fuerzas especiales intervinieron y mataron a los terroristas de la denominada brigada de "Los que firman con sangre", los siete rehenes, cuyas nacionalidades aún se desconocen, ya estaban muertos.
Antes de la confirmación del dramático final, medios locales habían informado de que durante la noche habían sido liberados siete rehenes de nacionalidad japonesa, irlandesa e india y que se habían descubierto los cadáveres calcinados de otras quince personas, al parecer tanto de captores como de cautivos.
Según un comunicado del Ministerio del Interior difundido tras el fin del asalto, en la operación de rescate, que comenzó el jueves y finalizó este mediodía, murieron al menos 23 rehenes argelinos y extranjeros, cuyas identidades no han sido desveladas y 32 terroristas.
Asimismo, fueron rescatados 107 trabajadores extranjeros y 685 argelinos.
Al parecer, el grupo armado también intentó provocar un incendio en la planta que los trabajadores apoyados por fuerzas del Ejército lograron sofocar.
La compañía estatal Sonatrach, que explota la planta de gas junto a la británica BP y la noruega Statoil, aseguró en un comunicado que los agresores habían colocado minas en varios puntos de este vasto complejo, aislado en mitad del desierto y situado a 40 kilómetros de In Amenas y a un centenar de la frontera libia.
El comunicado agregó que el objetivo del grupo terrorista era volar las instalaciones de gas de esta planta.
"Se está llevando en estos momentos una operación de desminado por equipos especializados del Ejército argelino antes de que se retome la activad de la planta", dijo la nota.
La planta de In Amenas se inauguró en 2006 y su capacidad de producción se eleva a nueve millones de metros cúbicos, lo que supone alrededor del 12 por ciento de la producción de Argelia y el 18 por ciento de sus exportaciones.
No obstante, el ministro argelino de Energía, Yusef Yusfi, afirmó hoy que las exportaciones de gas no se han reducido como consecuencia del ataque y la toma de rehenes.
"Nuestros socios no se han visto afectados por la situación. No hemos reducido nuestras exportaciones de gas, sino que simplemente hemos compensado la falta de producción" que se estaba detectando en la planta afectada, con un incremento "del flujo de otros yacimientos", dijo el ministro a la agencia oficial argelina.
Por su parte, el primer ministro libio, Ali Zidan, negó hoy que la célula salafista "Los que firman con sangre, perteneciente a la llamada "Brigada de los enmascarados", que lidera el terrorista argelino Mojtar Belmojtar, hubiera preparado el ataque desde Libia, como sostienen las autoridades argelinas.
"La organización terrorista que atacó la base petrolera en In Amenas provenía de Libia y la operación fue planeada y supervisada por el terrorista Mojtar Belmojtar desde territorio libio", dijo el jueves el ministro argelino del Interior, Daho Uld Kablia.
El pasado diciembre, Belmojtar creó la célula que lanzó el ataque para responder ante una eventual intervención militar internacional contra los rebeldes salafistas que controlan el norte de Mali y que hace algo más de una semana comenzaron una ofensiva en dirección sur, que solo fue detenida por la intervención de las fuerzas francesas en apoyo de las tropas regulares malienses.
El asalto contra la planta gasística comenzó el miércoles, sólo cinco días después de que la aviación francesa lanzara sus primeros ataques aéreos en Mali contra los núcleos salafistas.